MARRUECOS 7: Telouet y regreso

1 de mayo de 2009 Ese iba a ser nuestro último día en Marruecos, hacia el mediodía cogeríamos el vuelo de vuelta en el aeropuerto de Menara-Marrakech. Durante la mañana que nos quedaba visitaríamos un poco el pueblo de Telouet y haríamos el trayecto que nos separaba de Marrakech. Nos levantamos pronto y nos sirvieron un copioso desayuno en una terraza situada enfrente del albergue. Habíamos explicado a la gente del albergue que íbamos a visitar la Kasbah de El Glaoui, la principal atracción turística del pueblo. Uno de ellos se ofreció amablemente a acompañarnos, pues había que avisar previamente a la persona que tenía la llave de la entrada. Antes de salir, subimos a la azotea del albergue donde había una vista maravillosa del pueblo de Telouet y de la Kasbah de El Glaoui

1 de mayo de 2009

Ese iba a ser nuestro último día en Marruecos, hacia el mediodía cogeríamos el vuelo de vuelta en el aeropuerto de Menara-Marrakech. Durante la mañana que nos quedaba visitaríamos un poco el pueblo de Telouet y haríamos el trayecto que nos separaba de Marrakech.

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Nos levantamos pronto y nos sirvieron un copioso desayuno en una terraza situada enfrente del albergue. Habíamos explicado a la gente del albergue que íbamos a visitar la Kasbah de El Glaoui, la principal atracción turística del pueblo. Uno de ellos se ofreció amablemente a acompañarnos, pues había que avisar previamente a la persona que tenía la llave de la entrada. Antes de salir, subimos a la azotea del albergue donde había una vista maravillosa del pueblo de Telouet y de la Kasbah de El Glaoui.

Telouet

Pese a que era una de las muchas kasbahs que tenía El Glaoui a lo largo de Marruecos, esta era la más lujosa ya que era su residencia oficial. Se había construido en el siglo XIX sobre una antigua alcazaba del siglo XVIII, de la que se pueden apreciar hoy en día algunos restos. En 1956 el palacio quedó abandonado y se fue sumiendo en la más absoluta ruina. Algunas estancias se han derrumbado, y por algunos sitios es peligroso pasar.

Kasbah de El Glaoui

Cuando llegamos a la Kasbah de El Glaoui estaba cerrada, y tuvimos que esperar un buen rato a que se presentara el señor que traía la llave. Cuando entramos, aunque nos esperábamos encontrar todo en mal estado, nos sorprendió lo ruinoso de muchas de sus partes. Nuestro guía nos fue dirigiendo por todo de pasillos y estancias decadentes, en todo momento nos aconsejaba que no saliéramos del camino ya que podía ser peligroso.

entrada de la Kasbah de El Glaoui

Más adelante llegamos ante una gran puerta que abrieron para nosotros. Era la sala de recepciones y no podía ser más diferente que el resto del palacio. Su estado de conservación era excelente, y estaba finamente decorada con relieves, estucos, azulejos, madera pintada... Era un gran contraste con todo lo que habíamos visto, nos quedamos impresionados. Una de las estancias tenía una ventana de hierro forjado, que era donde El Glaoui se asomaba para pasar revista a las tropas.

entrada a la sala de recepciones de la Kasbah de El Glaoui

Kasbah de El Glaoui

Kasbah de El Glaoui

Kasbah de El Glaoui, detalle del techo de madera

Kasbah de El Glaoui, al fondo Telouet

Volvimos al albergue, hicimos la maleta y abandonamos Telouet. En el camino hacia la N9 fuimos haciendo paradas para contemplar el paisaje, ya que el día anterior habíamos atravesado aquellas tierras casi de noche.

saliendo de Telouet

entre Telouet y el Tizi N'Tichka

Nos incorporamos a la N9 y atravesamos el collado de Tizi N'Tichka. En una de las paradas que hicimos nos encontramos con el mismo vendedor bereber del tercer día, cuando hicimos el trayecto de ida. Se acordó de nosotros y aprovechamos para comprar algunas de las piedras que vendía. A diferencia de otros, él se ofreció a trocar sus mercancías por bolígrafos, aspirinas, ropa o lo que fuera. Como era nuestro último día, nos quedaban muy pocos dirhams. Al final intercambiamos unas cuantas piedras muy bonitas, por unos dirhams, 5 euros y un bolígrafo. Estuvimos un buen rato charlando con él, le debimos caer bien y nos regaló una piedra más.

vertiente norte del Atlas

vertiente norte del Atlas

Hicimos el resto de la ruta de la N9 hasta Marrakech y fuimos hacia el aeropuerto de Menara. Los de la agencia de alquiler de coches nos habían indicado el aparcamiento donde debíamos dejar el coche, y que una persona nos estaría esperando. A la hora convenida no había nadie allí. Cuando pasó un buen rato empezamos a preocuparnos, aunque por suerte íbamos con mucho tiempo. Le pedimos ayuda al vigilante que había en la garita del aparcamiento, para que llamara a la oficina de la compañía. Pero allí nadie contestaba. Al final logró contactar con alguien que aseguró que en media hora estaría allí. Cuando llegó pudimos entregarle las llaves. Se disculpó diciendo que se habían apuntado mal el día en que devolveríamos el coche.

Para la vuelta volamos con Ryanair a Girona, ya que Clickair solo lo hacía unos días determinados y no nos venía bien la combinación de fechas. Llegamos al aeropuerto de Girona sin problemas y cogimos el autobús a Barcelona muertos de cansancio. Esa noche dormiríamos de un tirón!


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