MALDIVAS 2: tour a un sandbank y snorkeling

9 de enero de 2017 Dedicamos la mayor parte del día a hacer un tour que combinaba snorkeling con un almuerzo en un sankbank. El buceo estuvo genial ya que pudimos ver un montón de fauna marina. Pero el almuerzo del sandbank fue un poco pasado por agua, ya que nos cayó un buen aguacero. Volvimos a Maafushi a primera hora de la tarde, y el resto del día lo pasamos descansando. Para aquel día habíamos contratado una excursión privada con el propietario de nuestra guesthouse, Mohammed. Era una de las más clásicas que se pueden hacer en Maldivas, un tour para hacer snorkeling en sus arrecifes de coral y un almuerzo en un sandbank (minúsculas islas arenosas completamente desiertas).
9 de enero de 2017
Dedicamos la mayor parte del día a hacer un tour que combinaba snorkeling con un almuerzo en un sankbank. El buceo estuvo genial ya que pudimos ver un montón de fauna marina. Pero el almuerzo del sandbank fue un poco pasado por agua, ya que nos cayó un buen aguacero. Volvimos a Maafushi a primera hora de la tarde, y el resto del día lo pasamos descansando.
Para aquel día habíamos contratado una excursión privada con el propietario de nuestra guesthouse, Mohammed. Era una de las más clásicas que se pueden hacer en Maldivas, un tour para hacer snorkeling en sus arrecifes de coral y un almuerzo en un sandbank (minúsculas islas arenosas completamente desiertas). De hecho, todos los tour operadores de Maafushi ofrecen esta misma excursión de medio día. La única diferencia era que en nuestro caso era privada, y solo nos costó 30 USD por persona, un poco mas que los tours repletos de gente.
Aquella mañana fuimos sobre las 8 a desayunar al pequeño buffet de nuestra guesthouse de Maafushi. Tardamos un poco en iniciar la excursión ya que Mohammed estaba lidiando con un cliente ruso descontento. Parece ser que había reservado una habitación con cama de matrimonio pero le habían dado una de dos camas. El ruso y su pareja hablaban poco inglés y les costaba comunicar que era exactamente lo que querían. Mohammed les ofreció una habitación triple, pero tampoco la quisieron. Al final no sabemos cómo acabó la cosa, pero Mohammed no pudo ser “libre” hasta las 10. A esa hora cogimos nuestros cachivaches para el snorkeling y nos dirigimos hacia la barca. Pensábamos que iríamos al flamante puerto de la parte oeste de la isla, pero fuimos en dirección contraria, al este, donde se extendía una especie de vertedero con todo tipo de basura. Pegado a la costa había un rudimentario muelle de madera donde Mohammed tenía su barca. Nos subimos los tres más un colega que le ayudó a Mohammed durante el tour. Soltamos amarras y nos dirigimos hacia el mar.
En la barca con Mohammed (a la dcha.) y su colega
La primera parada para hacer snorkeling fue en una zona de aguas someras, dentro de la laguna del atolón. Ante nosotros se extendía una zona un poco más profunda, donde el fondo arenoso pasaba a un arrecife coralino mas o menos bien conservado. Enseguida empezamos a ver peces de todas formas y colores. Mohammed traía consigo una botella de plástico con pan para que los peces se acercaran. Enseguida que abrió la botella nos rodeó un gran banco de peces para alimentarse. Después Mohammed buceó con nosotros y nos fue guiando en nuestra excursión por el arrecife. Antes de llegar a la zona rocosa tuvimos la suerte de ver una manta que descansaba en el fondo. Mohammed se acercó un poco para que se moviera, con lo que pudimos ver sus elegantes movimientos mientras se alejaba. Después llegamos a la zona mas rocosa, en la que había mucho coral, aunque en muchos casos era coral muerto. Aún así, la vida florecía a su alrededor y estaba lleno de peces de colores. A nosotros nos encanta el buceo con tubo (snorkeling), y lugares como aquel eran ideales. Era una caja de sorpresas, nunca sabías que extraño pez te ibas a encontrar a continuación. Además, Mohammed nos llamaba la atención cuando veía algo interesante para mostrárnoslo, con lo que pudimos ver cosas que a nosotros nos hubieran pasado desapercibidas.
Explorando los arrecifes haciendo snorkeling
Rodeados de peces de colores
Alguno de los peces que vimos
Admirando la manta
Tras un buen rato en el agua disfrutando de aquellos tesoros marinos volvimos a la barca y Mohammed nos llevó a otra zona. Era mucho mas somera y arenosa. Aquí tuvimos la suerte de ver una tortuga marina. Ya habíamos visto este animal en Indonesia, pero nunca te cansas de verlo. Aunque nosotros estábamos bastante cerca, la tortuga parecía que nos ignoraba, iba a lo suyo. Mohammed llevaba una gopro, y nos la dio para hacernos selfies con la tortuga, pero lo dejamos enseguida ya que era claro que estresaríamos al animal. Un poco más adelante dimos con otra tortuga a la que estuvimos siguiendo un rato. Luego el fondo se hizo más rocoso, con lo que encontramos mas peces tropicales. En un promontorio rocoso Mohammed encontró una gran anémona con un grupo de peces payaso danzando entre sus tentáculos. ¡Eran la mar de divertidos! El último gran hallazgo fue un gran pulpo que cambió de color para camuflarse en una grieta del fondo.
Fotografiando los peces payaso
Parte de la fauna marina que vimos
Peces tropicales del arrecife
Siguiendo la tortuga
Nadando junto la tortuga
¡Vaya foto que nos hizo Mohammed!
Con un gran sabor de boca dimos por concluido el snorkeling. A continuación nos llevaron a un sandbank, una pequeña isla arenosa que solo emerge unos pocos centímetros del mar. Al llegar empezó a llover bastante fuerte. Nos instalaron una sombrilla en el sandbank y nos dejaron el almuerzo, consistente en un par de sándwiches de atún, unos refrescos y sendas manzanas. Invitamos a Mohammed y su colega a que comieran con nosotros debajo de la sombrilla en el sandbank, pero no aceptaron y comieron en la barca bajo la lluvia… nos supo mal por ellos. Si el día hubiera sido soleado nos hubiéramos bañado en la microplaya del sandbank y hubiéramos tomado el sol en la arena. Pero tal y como se había puesto el día, comimos rápido, hicimos alguna foto y nos fuimos.
Resguardados debajo de la sombrilla... aunque después paró de llover
Nuestro solitario sandbank
Llegamos a Maafushi sobre las 14h, el tour había durado unas 4 horas. Al llegar a la guesthouse nos fuimos a duchar e hicimos una buena siesta. Como habíamos almorzado poco, decidimos ir a cenar pronto, en plan horario europeo. Esta vez fuimos a uno de los buenos restaurantes de la isla, que suelen pertenecer a los grandes hoteles. Nos decidimos por el del Stingray Beach Inn, en el que pedimos gambas rebozadas con salsa de albahaca y kebab de pollo con arroz frito. La comida era correcta, pero no era ninguna maravilla comparada con establecimientos mas baratos de la isla. Junto con un refresco y un zumo de lima nos costó 370 rufiyaa (unos 20 €).
Nuestra cena

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