CHINA 22: Hong Kong I, Kowloon & Isla de Hong Kong

28 de septiembre de 2015 Dedicamos todo el día a explorar la ciudad de Hong Kong. Empezamos por la parte sur de Kowloon, cerca de nuestro alojamiento, donde disfrutamos de las vistas de la Avenue of Stars. Después cogimos el Star Ferry para ir a la Isla de Hong Kong, empezando por la zona de los rascacielos de Central. Luego subimos hasta la Peak Tower, para disfrutar de las espectaculares vistas desde la colina. Mas tarde estuvimos callejeando un buen rato por el barrio de Sheung Wan y cuando cayó la noche nos desplazamos en tranvía al barrio de Wan Chai, donde hicimos un corto paseo. Aquel día nos costó lo nuestro desayunar en nuestra micro-habitación, acostumbrados a las espaciosas habitaciones de los hostales chinos.
28 de septiembre de 2015
Dedicamos todo el día a explorar la ciudad de Hong Kong. Empezamos por la parte sur de Kowloon, cerca de nuestro alojamiento, donde disfrutamos de las vistas de la Avenue of Stars. Después cogimos el Star Ferry para ir a la Isla de Hong Kong, empezando por la zona de los rascacielos de Central. Luego subimos hasta la Peak Tower, para disfrutar de las espectaculares vistas desde la colina. Mas tarde estuvimos callejeando un buen rato por el barrio de Sheung Wan y cuando cayó la noche nos desplazamos en tranvía al barrio de Wan Chai, donde hicimos un corto paseo.
Aquel día nos costó lo nuestro desayunar en nuestra micro-habitación, acostumbrados a las espaciosas habitaciones de los hostales chinos. Enseguida nos pusimos en marcha para patear a fondo lo máximo que pudiéramos de Hong Kong. Empezamos por la zona donde dormíamos, la parte sur de Kowloon, y mas concretamente Nathan Road, su calle mas céntrica. La luz del día nos descubrió una calle llena de tiendas de marcas de relojes de lujo y de joyería. Y por si no fuera poco, por todas partes había hombres que intentaban venderte esos mismos artículos. El día anterior habíamos llegado tarde y no habíamos podido constatar algunas de las diferencias mas conspicuas entre Hong Kong y China. Allí, todo estaba bien ordenado, incluso el tráfico (no se oían cláxones). Se notaba mucho la influencia británica, ya que la ciudad había pertenecido al Reino Unido hasta hace no mucho. Aquel lugar podía haber pasado como una urbe inglesa de no ser por los carteles en chino.
Nos acercamos a la Avenue of Stars, a orillas del mar, uno de los lugares mas populares de Kowloon. Primero, por las buenas vistas que hay de la Isla de Hong Kong y sus rascacielos. La noche anterior la vista nos pareció mas espectacular, pero no dejaba de tener su interés durante el día, era como tener Manhattan enfrente. La otra cosa que hace famoso este lugar es que constituye una especie de paseo de la fama del cine hongkonés. Su actor mas conocido es sin duda Bruce Lee, que tiene además una gran estatua en un lugar preponderante de la avenida. A lo largo hay estrellas en el suelo con las huellas de otros actores de la tierra. Nosotros no somos muy entendidos en cine, así que solo nos sonaba Jackie Chan (precisamente, el actor que inauguró este paseo). Lo malo fue el calor asfixiante de aquella zona, no había ni una sola sombra, ¡suerte de las fuentes públicas!
Vista de la Isla de Hong Kong desde la Avenue of Stars
Detalle de la avenida
¡Cámaras...
...y acción!
Estatua de Bruce Lee
A continuación fuimos al puerto de la parte suroeste de Kowloon para coger el Star Ferry, el mejor modo para llegar a la Isla de Hong Kong (aunque el mas rápido es el metro). Las vistas que se tienen desde este destartalado ferry lo convierten en una atracción turística mas, aunque muchos locales lo cogen también simplemente para desplazarse. Para pagar el billete pudimos usar la octopus card que habíamos comprado el día anterior (el viaje salía entonces a poco mas de 3 HKD). Nos pareció una forma barata de hacer un pequeño crucero por la bahía. A la noche repetimos el trayecto y fue una experiencia todavía mejor.
Star Ferry, rumbo a Isla de Hong Kong
El ferry nos dejó en Central, el corazón financiero de la ciudad. En esta zona de pocos km2 se agolpan una infinidad de bancos y grandes empresas, alojados en altos rascacielos de acero y vidrio. Nos impresionó la gran densidad de estos edificios en un espacio tan pequeño. Habíamos estado un par de veces en Nueva York, pero aquello era demasiado. Como es un barrio pensado para trabajar no había apenas plazas ni grandes avenidas. El único espacio verde entre tanto rascacielo es Statue Square, donde destaca el edificio neoclásico de la Asamblea Legislativa, no porque fuera espectacular sino porque era muy diferente a todo lo que le rodeaba. Todo el parque estaba tomado por mujeres descansando, quizás eran trabajadoras en su pausa laboral.
Statue Square y la Asamblea Legislativa. Al fondo, el Bank of China
Statue Square, con el edificio 2IFC al fondo
Rascacielos de Central
Rascacielos de Central. A la dcha., la Jardine House
Para escapar de la selva de cemento, nos acercamos a uno de los parques mas grandes de aquella zona, Hong Kong Park. Aquí constatamos otra diferencia con China, ya que el parque era totalmente gratis, cosa casi impensable en ciudades como Pekín. Tenía bonitos jardines muy bien cuidados y paseos llenos de árboles cuyas sombras sofocaron un poco nuestro calor. Aprovechamos para descansar un rato del sol, hidratándonos y comiendo un poco. En un bonito edificio de estilo colonial encontramos el Museo del Te (también gratis), que puede resultar interesante a los incondicionales de esta bebida.
Hong Kong Park. Al fondo, el Lippo Centre
Después fuimos a una de las atracciones mas populares de la Isla de Hong Kong, el Peak Tram. Es un funicular histórico que sube mas de 300 m montaña arriba hasta uno de los miradores con las mejores vistas de la isla. Al llegar había una larguísima cola en las taquillas, ¡tuvimos que esperar cerca de una hora! En ellas solo había la opción de comprar un ticket combinado (83 HKD, casi 10 €), que incluía además el acceso al mirador Sky Terrace. Arriba sí que había la posibilidad de comprar solo el billete del funicular, quizás había gente que subía caminando. En el trayecto no pudimos ver muy buenas vistas, en parte por la enorme cantidad de gente que había dentro. Pero no importó, al subir a la Sky Terrace todo quedó compensado. Desde aquel mirador teníamos una vista fantástica de la ciudad: los rascacielos de Central, la bahía surcada por barcos y Kowloon al fondo. Era como resumir la ciudad en una sola imagen. En principio había vista de 360º, pero solo el norte valía la pena.
Mirador de la Sky Terrace
Vista de Kowloon desde el mirador
Panorámica desde la Sky Terrace
En la bajada con el Peak Tram no tuvimos que sufrir apenas cola. Luego nos dirigimos hacia Sheung Wan, uno de los barrios mas poblados de la isla. Por el camino pasamos por el Zoo & Botanical Garden (gratis), que tenía bonitos jardines y una colección de animales salvajes encerrados en unas condiciones un poco penosas. Sheung Wan es un barrio residencial, lleno de destartalados bloques de viviendas, pero con poca vida en la calle. A diferencia de China, no se veían los típicos puestos callejeros con comida. En algunas calles peatonales había pequeños mercados, sobre todo de artesanías y ropa, como el de Li Yuen o de Lascar Row, pero no nos parecieron muy interesantes. Enseguida dimos con una de las curiosidades del barrio, ya que posee las escaleras mecánicas cubiertas mas largas del mundo (con 800 m). Dicho así suena espectacular, nosotros nos esperábamos encontrar una larga escalera que se perdía hasta el infinito... pero no fue así. Y es que la escalera está partida en muchos segmentos, ¡que chasco nos llevamos! Aún así es un buen método para ir desde la parte baja de la ciudad (Central) a la alta (Mid-Levels).
Hong Kong Botanical Garden
Calle en Sheung Wan
Las famosas escaleras mecánicas
Mercadillo de Lascar Row
Mercado en Li Yuen
Típico paisaje urbano de Sheung Wan
Una de las cosas que mas nos sorprendió en aquel barrio era la cantidad de templos y pequeños santuarios budistas que había. No es algo tan evidente, ya que en la China continental no son tan abundantes, en gran parte por la Revolución Cultural de Mao, que no afectó a Hong Kong al ser territorio británico. El mas importante de la isla es el templo de Man Mo, pero cuando lo visitamos estaba totalmente en obras. Su interior estaba lleno de andamios, pero se continuaban oficiando ceremonias religiosas y el olor a incienso era embriagador.
Fieles rezando en Man Mo
Espirales de incienso y lámparas en Man Mo
Al salir del templo nos asaltó un hambre atroz. En China estábamos acostumbrados a comprar comida callejera en cualquier esquina, pero ya hemos dicho que allí esto era muy diferente. Encontramos en Elgin Street una gran cantidad de bares llenos de occidentales y cervezas, pero vimos que se servía poca comida o muy cara. Al final acabamos en una especie de panadería francesa que hacía pastas saladas, Maison Eric Kayser (38 Caine Road), donde comimos un croque messieu y un croissant de jamón y queso. Fue un poco raro estar almorzando ese tipo de comida en Hong Kong... pero no encontramos nada mejor. La comida estaba muy buena, y junto a un refresco (y una ensalada cortesía de la casa) nos costó 106 HKD (unos 12 €), un precio algo caro aún tratándose de Hong Kong.
Nuestro "exótico" almuerzo
Después del almuerzo tardío fuimos descendiendo por Sheung Wan en dirección al mar, callejeando sin un rumbo fijo. Ya habíamos visto lo esencial de ese barrio así que decidimos movernos hacia otro, Wan Chai. Para llegar cogimos uno de los curiosos tranvías que surcaban aquella zona de la ciudad: eran muy estrechos y tenían dos pisos como los buses normales (los cuales son como los británicos). El viaje fue baratísimo, unos 2 HKD, y durante él pudimos ver el trasiego de la gente a la última hora de la tarde. Nos dirigimos hacia Wan Chai Road, en el que había un animado mercado nocturno. Aquel día habíamos ido a varios mercados techados, pero los habíamos encontrado cerrados. En este había precarios puestos callejeros donde se vendían desde frutas, a carne (sin refrigerar ni nada) o pescado. En uno de los puestos vimos que vendían Dim Sum, un conjunto de pequeños platos livianos fritos o al vapor muy populares en la región de Cantón y Hong Kong. Compramos una especie de rollitos de primavera y baozis, panes al vapor rellenos (45 HKD, unos 5 €), que nos comeríamos en la habitación para cenar.
Tranvía de Hong Kong
Puesto de verduras en Wan Chai
Puesto de carne muy "higiénico"
Puesto de dim sum
No dimos muchas vueltas, ya que empezábamos a estar cansados después de estar todo el día caminando. Para volver fuimos hacia la estación del Star Ferry que hay al lado del futurista edificio del Convention & Exhibition Center. Mientras esperábamos al ferry compramos una coca-cola en una máquina de vending con la octopus card (6,50 HKD), nos pareció curioso que con la tarjeta de transportes se pudieran pagar otras cosas. El viaje de vuelta a Kowloon fue mágico: todos los rascacielos que daban a la bahía estaban iluminados con bonitos neones de colores. Aunque ya habíamos visto aquella estampa la noche anterior, no nos dejaba de fascinar.
Vista nocturna desde el Star Ferry
Vista de la Isla de Hong Kong desde el Star Ferry
Antes de subir al hostal pasamos por el 7-Eleven a aprovisionarnos de bebidas, patatas y dulces para el desayuno (64,3 HKD). Una vez en la habitación nos calentamos nuestra cena en el microondas comunitario situado en el pasillo de la guesthouse. Los panes al vapor eran una verdadera caja de sorpresas, algunos no tenían relleno y otros lo estaban de pescado o de judías rojas cuando pensábamos que eran de carne. Pero estaban buenos, así que fue una forma buena y barata de cenar.

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