CHINA 12: parque nacional de Zhangjiajie II

18 de septiembre de 2015 Aquella jornada nos esperaba un largo día en el parque nacional de Zhangjiajie. Primero usamos el ascensor Bailong para ascender al sector de Yuanjiajie y admirar las vistas de sus miradores. Después cogimos un bus hacia Yuangjiajie, donde llegamos a Tiambo Mansion y al santuario de Wulang. Retrocedimos nuevamente a Yuanjiajie y descendimos caminando al Torrente Dorado, al final del cual cogimos otro bus para volver a Wulingyuan. Fue una jornada empañada por el mal tiempo, con mucha lluvia y muy mala visibilidad. Aquel día conseguimos madrugar y bajar pronto a desayunar. En el Tu Niu Hostel éste estaba incluido, y consistía en un vale para desayunar en una cafetería cercana. Allí había un buffet bastante variado, con arroz, fideos, sopas... pero también cosas dulces (galletas y bizcochos); también tenía una máquina que hacía un café con leche mas o menos bebible.
18 de septiembre de 2015
Aquella jornada nos esperaba un largo día en el parque nacional de Zhangjiajie. Primero usamos el ascensor Bailong para ascender al sector de Yuanjiajie y admirar las vistas de sus miradores. Después cogimos un bus hacia Yuangjiajie, donde llegamos a Tiambo Mansion y al santuario de Wulang. Retrocedimos nuevamente a Yuanjiajie y descendimos caminando al Torrente Dorado, al final del cual cogimos otro bus para volver a Wulingyuan. Fue una jornada empañada por el mal tiempo, con mucha lluvia y muy mala visibilidad.
Aquel día conseguimos madrugar y bajar pronto a desayunar. En el Tu Niu Hostel éste estaba incluido, y consistía en un vale para desayunar en una cafetería cercana. Allí había un buffet bastante variado, con arroz, fideos, sopas... pero también cosas dulces (galletas y bizcochos); también tenía una máquina que hacía un café con leche mas o menos bebible. El plan del día era llegar en bus hasta el ascensor Bailong y subir con él al sector de Yuanjiajie, uno de los mas famosos del parque. Después cogeríamos otro bus para ir a la zona de Yuangjiajie (no confundir con el nombre anterior), en el que caminaríamos de mas o de menos en función de la hora. Después teníamos que volver a Yuanjiajie y bajar a pie hacia el Torrente Dorado, para evitar pagar el ascensor Bailong de bajada, y llegar nuevamente a una parada de buses para volver a Wulingyuan. El día anterior en el hostel nos habían dado una alternativa que nos había hecho dudar, y es que parece que tienen otro establecimiento en pleno parque, en la zona de Laowuchang (a la que no habíamos ido ni iríamos por falta de tiempo). El plan era interesante: después de hacer Yuangjiajie, en vez de volver hacia casa, podríamos coger un bus hacia Laowuchang y dormir allí. Al día siguiente podríamos ir fácilmente a la montaña Tianzi, donde era difícil de llegar desde Wulingyuan al estar cerrado el telecabina. Pero al final decidimos mantener nuestros planes iniciales y volver a dormir a Wulingyuan.
Después de desayunar nos encaminamos a la entrada del parque de Wulingyuan. El cielo estaba muy encapotado y el tiempo iría empeorando. Cogimos el bus que lleva al ascensor Bailong, que supera los 300 m de desnivel que hay hasta Yuanjiajie. No sabríamos si calificarlo como logro de la ingeniería china o atentado ecológico... El viaje vale 72 yuans por persona (10 €), y normalmente hay que soportar largas colas. La alternativa es caminar 1 hora por el Torrente Dorado y una horita mas por una subida infernal (la hicimos de bajada).
Aspecto de los picos de los alrededores del ascensor Bailong 
De entre la niebla se logra distinguir el ascensor Bailong, y lo arriba que sube
Al llegar a la taquilla ya había bastante cola, pero no nos pareció demasiado. Pero una vez que pagabas tus billetes, pasabas a un pasillo con una cola interminable. En un espacio estrecho había centenares de personas y la cola avanzaba con una lentitud desesperante. Tras una hora y media en la cola, llegamos a uno de los dos ascensores. Tuvimos la suerte de quedar de cara al cristal del ascensor, pero no pudimos ver gran cosa a través de él. Cuando llegamos al primer mirador que hay al salir del ascensor lo comprendimos: casi todos los espolones rocosos de la zona estaban cubiertos de unas nubes bajas que impedían casi completamente verlos. Si se mirara des del lado positivo, se podría decir que las nubes le daban cierto aire tenebroso. Pero eso sería si al menos se viera el paisaje mas cercano a ti, pero no era el caso. Esperábamos que a lo largo de la mañana el tiempo mejorara.
Cola del ascensor Bailong
Vista desde uno de los primeros miradores de Yuanjiajie
De vez en cuando lográbamos dar con algún mirador con un poco mas de vista
Cogimos un bus hasta el corazón de Yuanjiajie, donde están sus miradores mas famosos. Y el tiempo, lejos de mejorar todavía empeoró mas, empezando a llover con bastante fuerza. Los miradores se convirtieron en un caos agobiante de paraguas y centenares de grupos de turistas chinos, desesperados por la llegada de la lluvia. La visibilidad también empeoró, en algunos sitios solo veíamos una especie de cortina blanca, y si te fijabas un poco se entreveía el bonito paisaje que te estabas perdiendo. De vez en cuando teníamos la suerte de llegar a un mirador donde se veía lo suficiente para que las nubes y los acantilados boscosos que salían de ellas dibujaran un paisaje espectacular. Como a la tarde teníamos que volver a aquella zona para descender por el Torrente Dorado, rezamos para que el tiempo mejorara y poder ver un poco mas.
Yuanjiajie y su niebla
Acantilado rocoso envuelto en nubes
Aquí a entramos a una de las zonas con mas niebla
Tras la niebla hay un puente natural, uno los sitios mas famosos del parque
Uno de los sitios con mas vista de aquel día en Yuanjiajie
Volvimos a coger un bus en la parada de Tanqiao para bajarnos en la siguiente zona, Yuangjiajie (sí, su nombre solo tiene una “g” de diferencia con la zona de donde veníamos). Aquí al menos llovía menos y había mucha menos gente, ya que hay dos rutas senderistas posibles y la gente se dispersa. Además, éstas tenían algunos tramos de mucho desnivel, lo que disuadía a los grandes grupos de domingueros. Hicimos primero la ruta mas corta, la que llevaba a la Tianbo Mansion, unos 45 minutos caminando. La visibilidad mejoró un poco, y pudimos disfrutar mas de los paisajes que han hecho tan famoso a este parque. Aquí los pináculos y acantilados rocosos se veían mas cercanos, y podíamos apreciar como los árboles encontraban cualquier resquicio en sus rocas para crecer. Para llegar a la Tianbo Mansion había que subir por un empinado sendero encajonado completamente en un estrecho desfiladero (en el tramo mas angosto tuvimos incluso que pasar de lado). En Tianbo hay un amplio mirador que debía tener una gran vista, porque nosotros solo vimos una inmensidad blanca. Aprovechamos para descansar un rato y comer algo, unas galletas que nos trajimos del desayuno, frutos secos y una especie chorizo muy picante que compramos en un puesto ambulante.
Vistas de Yuangjiajie, mas despejadas que en la zona anterior
Tramo estrecho subiendo a Tianbo Mansion
La ardua subida a Tianbo Mansion no sirvió de mucho...
La zona de Yuangjiajie, a diferencia de las otras en las que habíamos estado, está llena de caminos, a menudo sin señalizar, por los que es fácil perderse. Tanto es así que al bajar de la Tianbo perdimos el camino que teníamos que coger y acabamos subiendo a Wulang, un pequeño santuario encaramado en una montaña. Al menos, desde su mirador había mucha mejor visibilidad y pudimos ver algo de las maravillas de Yuangjiajie. Había una serie de acantilados cercanos que se veían muy bien, eran muy bonitos, aunque el fondo quedaba tapado por las nubes.
Vistas desde el santuario de Wulang
Para ahorrarnos parte del camino de vuelta, cogimos un atajo que en teoría era solo para trabajadores. No estaba empedrado como los otros senderos, y para no perderlo fuimos siguiendo en la distancia a unos trabajadores que volvían. Nos salió bien la jugada, y rápidamente llegamos a la parada del bus, donde cogimos uno de vuelta a Yuanjiajie. Allí la visibilidad no había mejorado, era pésima, así que no nos entretuvimos e iniciamos el descenso hacia el Torrente Dorado. Vimos la gente que iba subiendo por el sendero empedrado, hecha polvo por la pesada subida que había desde abajo. Aquella era la única ruta para ahorrarse el ascensor Bailong y sus colas; aunque en las dos opciones se tarda lo mismo (unas dos horas), pero por el ascensor llegas fresco para hacer todo el recorrido y por las escaleras seguramente con el cuerpo para pocas mas caminatas... Al poco de iniciar el descenso dos chicas chinas nos pidieron si podían bajar con nosotros, ya que tenían miedo a los grupos de monos que infestaban la ruta, cosa que aceptamos sin dudar. La bajada, al igual que el día anterior en Huangshi, fue muy cansada, tenía tramos muy empinados y las escaleras de piedra cargaban mucho las piernas. Por el camino había algunos miradores, en los que pudimos ver un poco las vistas sobre todo conforme nos alejábamos de las alturas. En una hora llegamos al Torrente Dorado y nos despedimos de las chicas chinas (al final no nos habíamos cruzado con ningún mono). Nos quedaba otra hora de camino por el Torrente Dorado, casi la mitad del trayecto que ya habíamos visto el día anterior. Llegamos a la parada de bus cuando ya oscurecía, y cogimos un bus que nos dejó en la entrada de Wulingyuan.
Escaleras que descienden de Yuanjiajie
El Torrente Dorado, que no tenía tanta niebla como las montañas
Llegamos a Wulingyuan con una sensación de derrota, ya que estábamos echo polvos por todo lo que habíamos caminado, y el día había ido fatal por el mal tiempo. Al pasar por un supermercado decidimos comprar algo de comida y cenar en la habitación. En todas las habitaciones a lo largo de nuestro viaje por China había algo que nunca faltaba: un aparato para hervir agua, lo cual es muy práctico ya que en todos los lados venden fideos instantáneos. En el super cogimos un par de paquetes de fideos, de diferentes sabores, fijándonos en que no fueran picantes (después no es problema, ya que el picante siempre va en una bolsita y te puedes echar mas o menos). También compramos una especie de yogurt, unas patatas chips, unas magdalenas (para el desayuno), agua y cerveza, todo por 35 yuans (unos 4,5 €). Al volver al hostel, después de ducharnos, ¡cenamos en la habitación como unos reyes!
Nuestra cena de aquella noche

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Si, es una lástima que tuviéramos tan mal tiempo. En un día soleado debe ser increíble!
      Saludos

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