ARGENTINA 14: El Chaltén III, miradores de los Cóndores y las Águilas

10 de enero de 2015 Este día nos lo tomamos con tranquilidad tras las dos largas excursiones de los días anteriores. Hicimos una caminata de corta duración a los miradores de los Cóndores y de las Águilas. Por la tarde cogimos el bus de regreso a El Calafate, donde hicimos noche. Aquella mañana nos costó mucho levantarnos, teníamos el cuerpo molido después de las excursiones a la Laguna Torre y a la Laguna de los Tres. Visto en el estado que estábamos, decidimos tomarnos ese día mas de relax y hacer la excursión a los miradores de los Cóndores y de las Águilas, una de las mas cortas que se pueden hacer por los alrededores de El Chaltén.

10 de enero de 2015

Este día nos lo tomamos con tranquilidad tras las dos largas excursiones de los días anteriores. Hicimos una caminata de corta duración a los miradores de los Cóndores y de las Águilas. Por la tarde cogimos el bus de regreso a El Calafate, donde hicimos noche.

Aquella mañana nos costó mucho levantarnos, teníamos el cuerpo molido después de las excursiones a la Laguna Torre y a la Laguna de los Tres. Visto en el estado que estábamos, decidimos tomarnos ese día mas de relax y hacer la excursión a los miradores de los Cóndores y de las Águilas, una de las mas cortas que se pueden hacer por los alrededores de El Chaltén. Además, el tiempo cambió radicalmente respecto al día anterior, hacía mucho frío y viento, y estaba completamente nublado. Nos dimos cuenta de la suerte que tuvimos el día anterior en el Fitz Roy, con el día así el trekking hubiera sido un chasco.

Los senderos parten del oficina del Parque Nacional de los Glaciares norte, al que entramos para ver una exposición pequeña pero interesante sobre aquellas montañas, con información sobre la flora, fauna y gea, la historia del alpinismo, etc. Entre unas cosas y otras nos pusimos a caminar a las 11:30. El sendero iba subiendo suavemente por una vertiente rocosa cubierta por neneos, un matorral espinoso de flores amarillas. En menos de una hora llegamos al mirador de los Cóndores, desde donde había unas vistas interesantes de El Chaltén y del valle que forma el río de las Vueltas. Fue una lástima que con aquel día tan nublado no se vieran las montañas, en los días claros se puede ver desde allí el Fitz Roy.

Al fondo se intuye el camino de subida

Paisaje típico de la zona: rocas y matorrales de neneo

Panorámica desde el mirador de los Cóndores

Continuamos el camino hacia el otro mirador, que quedaba un poco mas al sur. El sendero continuaba subiendo suavemente por una vereda con algunos bosques de ñires azotados por el viento. Media hora después llegamos al mirador de las Águilas, que tenía vista hacia el lago Viedma. Pensábamos que veríamos a lo lejos el glaciar Viedma, el mas grande de Argentina y el segundo del hemisferio sur, pero este quedaba mas al oeste, tapado por unas montañas. La vista no mataba, y nos daba la sensación que con buen tiempo tampoco serían gran cosa.

Vista del lago Viedma desde el mirador de las Águilas

Regresamos a El Chaltén tras dos horas en los miradores. Estuvimos paseando un rato por sus calles, pero el frío y el viento había despojado la poca vida que había por allí. Intentamos entrar a un par de sitios para comer algo pero no había casi sitio libre, fue cuando nos dimos cuenta que toda la gente estaba en los bares y restaurantes del pueblo. Al final encontramos mesa en Porter, un bar-pizzería donde pedimos una pizza de calabacín y parmesano para los dos (202 pesos junto con las bebidas). No estaba nada mal y quedamos bastante llenos pese a ser una sola pizza.

Calles desiertas de El Chaltén

Nuestra pizza en Porter

Después fuimos a una panadería para comprar unas empanadas para cenar por la noche, ya que llegaríamos tarde a El Calafate. También aprovechamos para comprar algo de comida envasada en un supermercado para los días siguientes. En El Chaltén era imprescindible ir a comprar en los súperes antes de la tarde, hora a la que llegan los excursionistas que esquilman sus estanterías. Cuando llegó la hora, regresamos al hostal a recoger las mochilas y fuimos a la estación de autobuses, donde salía nuestro bus de Caltur a El Calafate.

Llegamos a El Calafate sin problemas tras 3 horas de tedioso viaje. Fuimos caminando al alojamiento para aquella noche, el Hostal Las Manos, que nos costó de encontrar, ya que estaba en una calle apartada y sin asfaltar. Por fuera prometía mucho, era una bonita casa de madera muy cuidada. Pero al ver nuestra habitación todo cambió: era muy cutre, pequeña y carecía por completo de mobiliario (bueno, había una silla). Como era un hostel, había mucha gente yendo y viniendo, y por la noche hubo mucho ruido. Nos podríamos consolar si el sitio fuera barato, pero tampoco lo era, pagamos 560 pesos (unos 50 €) por una microhabitación sin baño. Es un alojamiento que desaconsejaríamos totalmente, menos mal que solo estuvimos una noche.

Nuestra habitación, que parece mucho mejor de lo que fue en realidad

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