MÚNICH 4: campo de concentración de Dachau

9 de marzo de 2015 Nuestro último día en Múnich lo íbamos a dedicar por completo a visitar el campo de concentración de Dachau, un lugar muy interesante para conocer esa parte de la funesta historia del régimen nazi. A la tarde cogimos el vuelo a Madrid, donde hicimos noche cerca del aeropuerto; al día siguiente, bien pronto por la mañana, volvimos a Barcelona. Ese día nos levantamos pronto para salir temprano del hotel y aprovechar bien el día (el vuelo de regreso salía a las 18:30 h). Fuimos a la Hauptbahnhof de Múnich, a un par de minutos caminando del hotel, para ir a buscar el tren S2 a Dachau (billete: 5,40 €)
9 de marzo de 2015
Nuestro último día en Múnich lo íbamos a dedicar por completo a visitar el campo de concentración de Dachau, un lugar muy interesante para conocer esa parte de la funesta historia del régimen nazi. A la tarde cogimos el vuelo a Madrid, donde hicimos noche cerca del aeropuerto; al día siguiente, bien pronto por la mañana, volvimos a Barcelona.
Ese día nos levantamos pronto para salir temprano del hotel y aprovechar bien el día (el vuelo de regreso salía a las 18:30 h). Fuimos a la Hauptbahnhof de Múnich, a un par de minutos caminando del hotel, para ir a buscar el tren S2 a Dachau (billete: 5,40 €). No tuvimos que esperarlo mucho tiempo y en unos 20 minutos llegamos a Dachau. Para ir al campo de concentración hay que coger el bus 726, gratuito para los que vienen en tren (se puede ir caminando, pero es mas de media hora). El bus estaba sincronizado con la llegada del tren, así que enseguida salimos hacia el campo de concentración, al que llegamos tras 10 minutos.
Para visitar el campo de concentración de Dachau (KZ-Gedenkstätte Dachau) nos decantamos por una visita guiada en inglés de 2,5 horas (3 €) que empezaba las 11 h. La otra alternativa es alquilar audioguías, disponibles en español (3,5 €). También se puede hacer la visita completamente por libre (y gratis, ya que no se paga entrada), pero es recomendable alguna de las dos primeras opciones, ya que lo importante del campo no son sus edificios si no la historia asociada a ellos.
Como todavía faltaba una hora para que empezara la visita guiada, fuimos a visitar el museo del campo de concentración. Está situado en el antiguo edificio administrativo del campo, uno de los pocos que se conservan originalmente. En él se hace un recorrido interesantísimo por la historia del campo: como nació, quien lo dirigió, quienes eran sus prisioneros, que cosas horribles les hacían, como trataban de sobrellevarlo y por último, como fue liberado el campo. En si, no había muchos objetos originales, de entre ellos nos sorprendió el uniforme de un prisionero (identificado con un triangulo rojo invertido, símbolo de los prisioneros de guerra), los objetos que les confiscaban a los prisioneros o un fichero donde se inscribían sus nombres. Casi todo el museo está compuesto por plafones con fotos de la época, pero lo explicaban todo de una forma muy sistemática y amena, permitiendo aprender un montón de cosas. En una hora solo nos dio tiempo de ver la mitad del museo, así que decidimos volver después de la visita guiada.
Museo del campo, que conserva el interior original
Uniforme de un prisionero de guerra
Fichero original con los nombres de todos los presos
Objetos que les quitaban a los presos antes de entrar al campo
A las 11 h fuimos al centro de visitantes a unirnos a la visita guiada. Era un grupo reducido (10 personas), y el guía era una mujer muy entusiasta que nos explicó un montón de cosas del campo. Para empezar, nos contó que el campo de concentración de Dachau fue el primero en construirse y, al estar en Alemania, el último en ser liberado por los aliados, en los últimos meses de la guerra. Se emplazó en aquel lugar ya que estaba cerca de una gran ciudad y había unas instalaciones de una antigua fábrica abandonada (con barracones para los trabajadores y todo) que reaprovecharon. Enfrente de la entrada nos contó que el campo de concentración en si era una pequeñísima parte de todo el complejo, en el que había un extenso campo de entrenamiento de las SS, quienes gestionaron de forma autónoma los campos de concentración. En el suelo había unos marcos metálicos para representar las siluetas de los edificios que había y que después fueron demolidos. En un lugar había los restos de la antigua estación de tren del campo, en el que llegaban los presos, teniendo que atravesar la zona donde se entrenaban los miembros de las SS antes de ingresar al campo, sufriendo ya la primera intimidación por su parte. De hecho, una de las funciones de Dachau era formar a los mandos de las SS que después serían enviados a gestionar los otros campos que los nazis construyeron por toda Europa.
Restos de vías de la antigua estación de tren del campo
Foto aérea del complejo (en rojo, el campo, y en verde
el resto del complejo, con los edificios de las SS)
En la entrada del campo de concentración la guía nos contó que habían robado la verja original hacía unos meses. Allí había el funesto lema de “el trabajo os hará libres” presente en muchos campos nazis. Por todo el recinto vimos numerosos grupos de escolares visitando el campo; la guía nos contó que dentro del currículo de la ESO alemana es obligatorio que todos los niños alemanes visiten alguno de los campos de concentración. Nos pareció una decisión muy acertada, así los chavales sabrán de primera mano todo lo que ocurrió en ese oscuro capítulo de la historia alemana, para que no se vuelva a repetir.
Entrada del campo de concentración. Al fondo se ve el hueco de la verja original robada
Tras el edificio de la entrada se extende una gran explanada, con los barracones a un lado y los edificios administrativos en el otro. En ella es donde los nazis obligaban a formar a los prisioneros para pasar lista, dos veces al día, hiciera frío o calor, a menudo durante largas horas. Llegar tarde en ese momento, no ir convenientemente uniformado o simplemente no caer bien al guarda de turno, podía suponer la ejecución inmediata del preso. La guía nos contó que los prisioneros estaban sometidos a un régimen de terror, donde cualquier vulneración de las reglas era castigada con la tortura o la muerte, y lo peor de todo era que esas reglas eran arbitrarias, nadie las conocía ni se las explicaban a los pobres presos. La verdad es que todo lo que nos contaba la guía era muy fuerte emocionalmente, parece increíble que un ser humano sea capaz de generar tanto sufrimiento gratuito a otro.
Explanada donde formaban los presos; al fondo, los barracones
Verja original del campo, con un foso y una torre de vigilancia al fondo
Enfrente del edificio administrativo hay la parte de memorial del campo, con varios monumentos conmemorativos. El mas desgarrador es uno que simboliza cadáveres humanos junto a una verja. La guía nos dijo que no se conoce exactamente su significado, seguramente está relacionado con el sufrimiento de los presos. Ella pensaba que se refería a la forma que tenían algunos presos de suicidarse: fruto de la desesperación, se agarraban a las verjas electrificadas para quitarse la vida. Enfrente había otro memorial con los símbolos que les ponían a los presos dependiendo de su tipo: triángulo rojo para presos políticos, rosa para homosexuales, púrpura para testigos de Jehovah, triangulo doble amarillo para judíos... En otro lugar hay la tumba del prisionero desconocido, con las cenizas recuperadas del crematorio (al que fuimos después), con una frase que lo resume todo: “nunca mas”.
Monumento con los símbolos de los tipos de presos del campo
Memorial de los cadáveres y la verja
La frase que resume el sentimiento al visitar el campo: "nunca mas"
Después fuimos a ver la prisión, cuyo edificio se encontraba medio escondido tras el administrativo. La mitad de las celdas estaban rehabilitadas y se podían visitar; en algunas se explicaba alguno de sus moradores o se mostraban recreaciones. La otra mitad era la mas tétrica, parecía que se había dejado tal cual, y ponía los pelos de punta. Nos explicaron que en la prisión estaban los peores y mejores presos: aquí venían los que eran castigados con torturas o los que esperaban a ser ejecutados, pero también los presos políticos, que tenían una sería de privilegios como celda individual o tres comidas al día.
Parte de la prisión conservada originalmente
Luego nos dirigimos hacia uno de los lugares mas espeluznantes del campo: el crematorio. En realidad eran dos, uno pequeño y otro mas grande que tuvieron que construir mas tarde. Dentro había una gran cámara de gas, que la guía nos explicó que no se llegó a usar nunca. Y es que no se considera Dachau como un campo de exterminio como Auschwitz. Cada campo de concentración nazi estaba especializado en una cosa concreta, y el de Dachau estaba centrado en la formación de mandos de la SS y en la propaganda; allí hacían fotos y rodaban videos (manipulados, evidentemente) para mostrar a los ciudadanos alemanes lo bien que trataban a los presos. De esta forma, en Dachau no hubo una gran masacre humana en comparación con otros campos nazis.
Hornos crematorios
Antiguo crematorio
Esta interesante visita guiada se terminó al cabo de 3 horas y nos encantó. Aprendimos un montón de cosas sobre los campos de concentración y la época nazi. Luego fuimos a ver un par de zonas del campo que no habíamos visto durante el tour. En uno de los extremos se alzaban tres extraños edificios, las capillas de las religiones que profesaban los presos (católica, protestante y judía) construidas como memorial. Después fuimos a los barracones donde dormían los prisioneros. De hecho, hoy hay solo dos de los 32 barracones que había antiguamente, y son reconstrucciones. El resto están representados por su contorno. Entre las dos filas de barracones hay una calle donde los nazis hicieron plantar a los presos algunos chopos, un tipo de árbol que apenas genera sombra para que los prisioneros no pudieran refugiarse en ella durante el tórrido verano (la crueldad de los nazis llegaba a unos puntos increíbles). En los dos barracones reconstruidos hay recreaciones interesantes de dormitorios, duchas y taquillas.
Capilla-memorial judía
Siluetas de los antiguos barracones
Recreación de las literas del interior de un barracón
Calle principal del campo, por donde desfilaban los presos después de su jornada de trabajo, rodeada de los 
chopos que les hicieron plantar los nazis
Al final estuvimos mas de 5 horas en el campo de concentración de Dachau, que encontramos muy interesante. En algunas ocasiones fue emocionalmente duro, pero nos pareció fundamental para comprender uno de los capítulos mas oscuros de la historia mundial. Y la visita guiada hizo que aprendiéramos muchas mas cosas. En definitiva, un lugar de visita obligada para los amantes de la historia.
Foto de los prisioneros tras ser liberados por los aliados
Volvimos rápidamente en tren a Múnich, las horas avanzaban y se acercaba la de nuestro vuelo. Volvimos al hotel para recoger nuestras mochilas y regresamos a la Hauptbahnhof para coger el tren (el S8 en este caso) hacia el aeropuerto. Antes compramos un kebab (5 €) para comer algo durante el camino. Llegamos sin problemas al aeropuerto y el vuelo de Air Europa salió puntual (a las 18:30 h).
Tras un vuelo lleno de turbulencias, aterrizamos en Madrid sin mas contratiempo a las 8:45 h. El vuelo duró un cuarto de hora menos de lo previsto, con lo que quizás nos hubiera dado tiempo de coger el último vuelo del puente aéreo hacia Barcelona (a las 9:30 h). Pero había que coger un bus para cambiar de terminal y no sabemos si hubiera sido factible. De cualquier forma, ya teníamos comprado el vuelo para primera hora de la mañana y reservado un hotel para aquella noche, el SHS Hotel Aeropuerto Madrid. Aunque no es de los hoteles mas cercanos a Barajas, lo elegimos por dos motivos: el precio (43 € habitación doble sin desayuno) y sobre todo por el servicio de traslado al aeropuerto gratuito. Nada mas bajar del avión les llamamos y en un santiamén nos pasaron a buscar por la terminal. El trayecto hasta el hotel fue corto, de 10 minutos, y al llegar vimos que estaba situado en medio de la nada, rodeado de solares abandonados y naves industriales. Aquel no era el mejor sitio para una escapada romántica, el hotel está claramente dirigido a quien quería pasar una noche antes de coger un vuelo (tienen también servicio de parking por días). La habitación era mucho mejor que las instalaciones comunes del hotel, era grandísima, limpia y se veía muy nueva, aunque amueblada con un gusto dudoso.
Interior de nuestra habitación
Como estábamos en medio de ninguna parte, no teníamos muchas opciones para cenar. Tuvimos que ir al bar-restaurante del hotel, donde ofrecían comidas sin complicaciones. Cenamos un bocadillo de bacon con queso y un plato combinado con sopa de picadillo y un mixto, que cumplieron con su cometido de llenarnos el estómago. Lo peor es que nos clavaron 24,80 € por una cena que podíamos haber pedido en cualquier bar cutre de carretera.
Sopa de picadillo y mixto
Nos fuimos a dormir pronto, nos habíamos apuntado al servicio de traslado al aeropuerto de las 5 de la mañana, ya que nuestro vuelo salía a las 6:45. A esa hora los del hotel llenaron un par de monovolúmenes con huéspedes dependiendo de la terminal donde iban. Llegamos al aeropuerto bien y el vuelo de Iberia salió puntual, dando por concluido nuestro fantástico viaje a Múnich.

5 comentarios:

  1. Una visita sin duda dura pero yo creo que necesaria...nosotros iremos este año al primer campo de concentración, para nosotros. Iremos al de Berlin. A ver...
    Un abrazo!

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    1. Cuando nosotros fuimos a Berlin no nos dio tiempo a visitarlo. Pero si está tan bien documentado como el de Dachau, seguro que será muy interesante.
      Saludos

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    2. Hola Verónica! Si vais al de Berlín te aconsejaría que cogieras un guía... nosotras fuimos por nuestra cuenta y entre que no se conserva nada y todo es patio y explanada, no nos pasó eso de sentir y entender las cosas como se sienten cuando visitas otro campo tipo Dachau. A ver si al menos con el guía entendéis un poco mejor todo, porque ya te digo que nosotras nos quedamos que ni frío ni calor...

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  2. Visité Dachau en dos ocasiones y nunca dejó de sorprenderme. Es duro todo lo que se ve y, de hecho, mi hermana (que en aquel entonces tenía 14 años y no sabía nada del tema) pilló tal trauma que estuvo con pesadillas bastante tiempo (y con bastante tiempo no digo días, sino años). Como digo, muy duro pero necesario e interesante.

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    1. Debe ser duro para una chica de su edad... Aunque nos sorprendió ver la cantidad de chavales de esa edad mas o menos que venían con la escuela a visitar el campo
      Saludos

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