TURQUÍA 9: Capadocia IV, norte de Göreme

13 de noviembre de 2013
En nuestra última mañana en la Capadocia recorrimos los singulares paisajes de Paşabağ y del Valle de Devrent, visitamos el Museo al Aire Libre de Zelve y paseamos por la ciudad alfarera de Avanos. Al mediodía regresamos al aeropuerto de Kayseri, devolvimos el coche de alquiler y tomamos un vuelo doméstico a Izmir, en la costa Egea, donde pasaríamos los próximos cuatro días. En Izmir cogimos nuevamente un coche de alquiler y condujimos durante horas hasta Pamukkale, que visitaríamos al día siguiente. Vaya día mas largo!

Ver Turquía 9a: Capadocia IV, norte de Göreme en un mapa más grande
Mañana de despedidas: nos despedimos de Göreme, de los propietarios del hotel y de algunos de los huéspedes con quienes habíamos compartido muchos desayunos. Abandonamos pronto Göreme para aprovechar al máximo las horas que teníamos antes de coger el avión hacia al mediodía. La primera parada fue Paşabağ o Valle de los Monjes. Este es sin duda el mejor sitio para ver las famosas “chimeneas de hadas”, ya que éstas quedan justo al lado de la carretera y las recorre un sendero adaptado para todo tipo de visitantes. Dejamos el coche en el aparcamiento y nos pusimos a deambular entre esas curiosas formaciones geológicas. Algunas tenían habitaciones excavadas, ya que antiguamente el lugar fue habitado por monjes ermitaños, de ahí su nombre.
Paşabağ
Las chimeneas de hadas se originaron hace milenios, cuando una erupción del monte Erciyes cubrió toda la región de una capa de roca volcánica de varios metros de espesor. Después el agua y el viento fueron erosionando los materiales de la región, pero las rocas volcánicas, al ser mas duras, se erosionaron menos que las capas de materiales inferiores que eran más blandas. Por eso tienen esa curiosa forma. Las chimeneas tienen la parte de arriba más ancha y oscura, ahí es donde está la roca volcánica que mencionamos.

Paşabağ, con viviendas troglodíticas
Como el lugar es tan accesible, estaba plagado de autobuses de tours organizados. Aun así pudimos pasear tranquilamente entre las chimeneas de hadas, admirando sus curiosas formas. También visitamos alguna de las viviendas de ermitaños que habían excavadas. Habíamos visto estas formaciones en otros sitios, pero en Paşabağ es donde hay más y es más fácil visitarlas, así que es una visita imprescindible.



Paşabağ
Luego paramos en el cercano Zelve Açık Hava Müzesi, el Museo al Aire Libre de Zelve. Este fue un importante centro religioso cristiano desde el siglo IX al XIII. En los acantilados rocosos de sus valles se excavaron iglesias, casas para los monjes y sirvientes, almacenes… toda una verdadera ciudad! Pero de tanto excavar la roca se fue desmenuzando y los acantilados se fueron desmoronando, marcando el declive y el abandono de Zelve.

Zelve
Un sendero señalizando nos fue guiando por la visita de Zelve. A diferencia del Museo de Göreme, en Zelve no se visitan apenas iglesias. Hay algunas, pero la gran mayoría de casas troglodíticas no se pueden visitar por el riesgo de desprendimientos. Aquí lo singular son los paisajes de pináculos rocosos horadados durante siglos para construir casas. Y la verdad es que es muy espectacular. Los signos de los derrumbes eran evidentes, muchos pináculos se han desmoronado parcialmente dejando a la vista sus casas excavadas. Es triste pensar que dentro de años o decenios, todo se habrá derruido y no quedará nada del lugar. La visita a Zelve también nos gustó, es un sitio que vale la pena de ver.
visitando Zelve
interior de una iglesia
viviendas troglodíticas
valle de Zelve
viviendas derruidas
Zelve
valle de Zelve
Cogimos el coche y recorrimos con él otro de los valles singulares de la Capadocia, el Valle de Devrent. A diferencia de otros que se tienen que descubrir tras horas de caminata, este está atravesado por la carretera, con lo que se pueden hacer paradas para contemplar sus paisajes. Así lo hicimos, pero hacia el final del valle encontramos un gran aparcamiento con puestos de souvenirs. Había algunos caminos que partían de él para dar una vuelta por las curiosas formaciones de Devrent, pero no estaban tan acondicionados como los de Paşabağ, en este caso hacían buena falta unas botas de montaña. Un poco más adelante, la carretera se une a la vía que va de Avanos a Ürgüp, y allí había otro mirador interesante, con una buena panorámica de todo el Valle de Devrent. Este valle es ideal para viajeros con coche de alquiler y poco tiempo.







Valle de Devrent
Luego condujimos por la estrecha carretera hasta Avanos, una ciudad muy conocida por su alfarería artesanal. El río Kızılırmak, el más largo de Turquía, lo atraviesa por la mitad, siendo la zona norte la más antigua. Y allí fuimos. Aparcamos en el centro y callejeamos un poco por la ciudad. En Avanos no hay mucho que ver, excepto las tiendas que venden la alfarería hecha aquí. Pero el paseo no estuvo mal, está bien para cambiar de tanto paisaje rocoso.
centro de Avanos
cerámica de Avanos
Se acercaba el mediodía y dentro de poco tendríamos que partir hacia el aeropuerto. Decidimos aprovechar para comer en Avanos, nuestra última comida en la Capadocia. En la Atatürk Caddesi había algunos restaurantes baratos para gente local y entramos en uno de ellos, Lale Pide & Kebab. No parecía que solieran tener extranjeros entre la clientela (eso siempre es un punto a favor para nosotros) y los camareros no sabían inglés, pero lo suplieron con su simpatía. Primero nos pusieron unos mezze gratuitos un poco raros, estaban acompañados por hojas de perejil y de rúcula que no sabíamos como comer. Luego pedimos dos clásicos de la cocina turca, Adana Kebab (brocheta de carne picada y especiada hecha a la brasa) e Iskender Kebab (hecho a base de finas tiras de carne de ternera con salsa de tomate, colocadas encima de un lecho de trocitos de pan untados en mantequilla y tomate, acompañado de yogurt). Ambos platos estaban buenos, pero el Iskender era sublime! Salimos muy contentos del restaurante, sin duda una de las comidas más buenas y baratas que hicimos a lo largo de nuestro viaje.
comiendo en Lale Pide & Kebab, Avanos
Iskender kebab en primer término, Adana Kebab al fondo
Después de comer cogimos el coche y tiramos hacia el aeropuerto de Kayseri. Nuestro vuelo con Pegasus Airlines con destino a Izmir salía a las 16:40 h y queríamos ir con tiempo. Teníamos que devolver el coche de alquiler a los chicos de First rent a car, pero llegamos antes de la hora convenida. En el aeropuerto de Kayseri no había ninguna zona para aparcar que no fuera de pago, así que Neus se esperó en un rincón con el coche mientras David iba a facturar la maleta en el mostrador de Pegasus. Como curiosidad, en los aeropuertos de provincias turcos te hacen pasar dos veces por el detector de metales, la primera de ellas para acceder al interior del aeropuerto. Devolvimos el coche sin problemas y cogimos el vuelo hacia Izmir, menos de una hora de trayecto.
En el aeropuerto de Izmir nos estaba esperando otro empleado de First rent a car para entregarnos el coche que usaríamos durante los cuatro días que estaríamos en la costa Egea. Era un Hyundai Getz bastante viejecito, con el equipamiento mínimo imprescindible. A diferencia de Kayseri, esta vez no nos llevaron a la oficina de la compañía a firmar los papeles, sino a una gasolinera que había al lado del aeropuerto. Esto era práctico por que el coche en esa compañía te lo dan casi sin gasolina y así pudimos llenarlo. Lo que no nos gustó era que nos aplicaron un recargo por pagar con tarjeta, cosa que no sucedió en Kayseri.
Eran entre las 18:30 y las 19 h cuando partimos del aeropuerto de Izmir y nos esperaban más de 200 km de carretera hasta Pamukkale. Casi todo el trayecto lo hicimos en vías rápidas, pero a partir de Aydın había muchos semáforos y rotondas y el trayecto se nos hizo un poco pesado. Además, los conductores turcos tienen la costumbre de circular por la noche con las luces largas y los antinieblas traseros, algo sumamente incómodo.

Ver Turquía 9b: Capadocia IV, ruta Izmir-Pamukkale en un mapa más grande

Al final tardamos algo menos de tres horas en llegar a Pamukkale, donde nos dirigimos hacía nuestro alojamiento para aquella noche, el Hotel Allgau. No era muy grande y estaba organizado entorno de una piscina ajardinada. La habitación estaba muy bien, era espaciosa y tenía lo básico. No se podía pretender nada mas por 20 € la noche!
Hotel Allgau, Pamukkale
En el hotel nos dijeron que servían cenas, pero decidimos ir a dar una vuelta a Pamukkale para ver qué veíamos. El hotel estaba bastante lejos del centro, y tardamos un buen rato caminando. Una vez allí vimos que estaba bastante aletargado, no había muchos sitios para cenar, quizás por que ya empezaba a ser tarde. Así que volvimos al hotel con la intención de cenar allí. El empleado del hotel no nos puso problema pese a que eran mas de las 10 de la noche. Nos sirvieron trucha y tavuk şiş, acompañado de verduras y patatas fritas. Una buena cena por 36 TL (13 €).

cenando en el hotel

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