BÉLGICA 3: Lovaina (Leuven) y Bruselas II

6 de abril de 2012
Después de pasar todo el día anterior en Bruselas, esa jornada haríamos una escapada hacia Leuven (Lovaina), una ciudad universitaria muy animada situada cerca de la capital belga, donde pasaríamos la mañana. A la tarde regresaríamos a Bruselas para ver algo de los barrios más alejados del centro, como la zona del parque del Cincuentenario y la sede de la Unión Europea.
Lovaina, a 20 minutos en tren desde Bruselas, es un destino ideal para hacer una excursión de medio día. Tiene un rico patrimonio arquitectónico que se puede visitar perfectamente a pie, y la gran mayoría de monumentos quedan cerca del Grote Markt. Su condición de ciudad universitaria hace que esté repleta de cervecerías y cafés aptos también para los amantes de la juerga nocturna.
Ver Bélgica 3: Leuven y Bruxelles II en un mapa más grande
Nuevamente hicimos un buen desayuno en nuestro Bed & Breakfast y cogimos el metro hacia la Gare Centrale. El trayecto de ida y vuelta en tren a Leuven valía 10 €. Tuvimos que esperar un buen rato, fue la única vez durante todo el viaje que sufrimos un retraso ferroviario. Eran algo más de las 10 de la mañana cuando llegamos a la ciudad flamenca, y tras caminar unos diez minutos estábamos en el centro. Leuven gira entorno de una gran plaza, el Grote Markt, de origen medieval y rodeada de algunas mansiones del siglo XV. En aquellos momentos la plaza estaba muy animada, ya que había un grupo folclórico eslovaco con sus trajes tradicionales, bailando y cantando. Y es que durante la semana santa se celebra un festival internacional de Folclore en Leuven.
Grote Markt
grupo floclórico eslovaco en el Grote Markt
Sin embargo, en el Grote Markt había dos edificios que enseguida captaron nuestra atención, el Stadhuis y St. Pieterskerk. El Stadhuis o ayuntamiento es de lejos el más espectacular de los dos, y es toda una joya del gótico del siglo XV. Su fachada está sobrecargada de torres, pináculos, relieves, estatuas, gárgolas… Era muy espectacular, toda una visita obligada!
Stadhuis
Stadhuis, detalle
Entramos en el punto de información turística que había en el Stadhuis donde nos dijeron que se podía visitar por dentro, pero solo mediante dos visitas guiadas al día. Decidimos no esperarnos e ir a descubrir el otro monumento destacado del Grote Markt, St. Pieterskerk. Esta iglesia gótica data del siglo XV, y su fachada no nos pareció nada espectacular comparada con la del Stadhuis, en parte por sus dos torres que se quedaron a medio hacer. Sí que nos pareció más bonita la parte del ábside con sus elegantes arcos.
St. Pieterskerk
El interior era muy amplio y estaba iluminado por grandes ventanales laterales. Lo más impresionante era la estructura que separaba el coro de la nave central, que estaba finamente labrada con relieves. En la parte del coro estaba instalado el tesoro, para entrar tuvimos que pagar entrada. Era la parte que tenía más obras de arte, que debía gustar a los entendidos en el tema pero que a nosotros nos dejó algo indiferentes.
St. Pieterskerk, interior
El monumento más alejado del centro es el Groot Begijnhof, a unos diez minutos a buen paso. Nosotros fuimos por la Naamsestraat, una calle repleta de colegios universitarios históricos, como el Pauluscollege (siglo XVI) e iglesias como la de St. Michelis (siglo XVIII).
Naamsestraat
Al final llegamos al Groot Begijnhof, un gran recinto cerrado repleto de encantadoras casitas, todas iguales. Aquí vivían las beguinas, viudas adineradas que deseaban hacer una vida totalmente cristiana sin renunciar a sus riquezas. Así pues se trataba de una ciudad en miniatura, que se autoabastecía de lo básico. El gran estado de conservación de sus casas del siglo XVII le valió la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Groot Begijnhof
Groot Begijnhof
En el Groot Begijnhof no encontramos apenas turistas, y eso hizo nuestro paseo por sus estrechas callejas algo muy agradable. Sus casas de ladrillo rojo, su hermoso canal, sus jardines… destilaban paz y tranquilidad, justo lo que necesitaban sus actuales inquilinos, estudiantes universitarios.
Groot Begijnhof
Groot Begijnhof
Volvimos al centro y estuvimos un rato paseando por sus agradables calles peatonales, llenas de comercios, cafés y restaurantes. Las que nos gustaron más fueron Parijstraat y Brusselestraat.
Parijsstraat
Brusselestraat
Se acercaba la hora de comer así que nos acercamos a una de las zonas más populares, Oude Markt. En un folleto turístico lo publicitaban como la "mayor barra de bar de Europa". Y es que esta encantadora placita tiene una gran cantidad de bares con sus respectivas terrazas. Como hacía sol elegimos la del Metropole, donde dimos cuenta de unos bocadillos y unas Stella Artois, la conocida cerveza elaborada en Leuven.
Oude Markt
comiendo en el Metropole, Oude Markt
En algo más de tres horas concluimos la visita a la ciudad y regresamos a la estación para coger el tren de vuelta a Bruselas. En esa ocasión nos quisimos hacer los listos y cogimos un tren que paraba en el aeropuerto antes de proseguir el camino hacia la Gare Centrale. Pero fue una mala decisión, ya que estuvo un buen rato parado allí y tardamos mucho más en llegar a la capital.
En Bruselas nuestra intención era ver algunas de las partes más alejadas del centro que no habíamos podido ver el día anterior. Estuvimos sopesando acercarnos a Heysel para ver el Atomium, pero habíamos leído muchas críticas negativas de la zona. Así que nos decidimos por el Parc du Cinquantenaire y el barrio de la Unión Europea.
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Cogimos el metro y nos bajamos en la parada de Mérode, desde donde empezamos nuestro paseo por el Parc du Cinquantenaire. Nos pareció uno de los parques más agradables de Bruselas, lleno de flores y jardines muy bien cuidados. En su centro se alza el Palais du Cinquantenaire, un majestuoso arco de triunfo que une dos alas semicirculares. En la zona del palacio hay varios museos, uno de historia militar, otro de coches y un último de arte e historia, pero no entramos en ninguno (estaban a punto de cerrar). El paseo por el parque ya es un bueno motivo para acercarse hasta aquí.
Parc du Cinquantenaire
Parc du Cinquantenaire
Palais du Cinquantenaire, Parc du Cinquantenaire
El parque queda justo al lado del barrio de la Unión Europea, donde se encuentran todo un conjunto de edificios del que destaca el Berlaymont, sede de la Comisión Europea (el Parlamento Europeo se encuentra en otro complejo). Este edificio en forma de cruz es uno de los más conocidos, es el que suele salir de telón de fondo de las informaciones de los corresponsales en Bruselas. Enfrente hay un conjunto de edificios de metal y vidrio que albergan el Consejo Europeo. En una placita muy cercana encontramos un grupo de manifestantes con pancartas. No debieron calcular bien el día, ya que al ser festivo no se veían ni políticos ni funcionarios europeos por el barrio... la verdad es que estaba bastante desierto!
edificio Berlaymon, Comisión Europea
A continuación nos desviamos de esta zona para acercarnos al Square Marie-Louise un bonito parque casi totalmente ocupado por un estanque. Tanto las casas que rodean el estanque como las que hay en la Avenue Palmerson eran muy bonitas y tenían un aire aristocrático.
Avenue Palmerson
Después fuimos a otra zona del barrio de la UE, la de la Gare du Luxemburg, una de las estaciones de tren más antiguas de Europa. De la estación original solo se conserva una parte de la fachada, y en la parte nueva pudimos ver un gran mural de Hergé.
Gare du Luxemburg, rodeada por el Parlamento Europeo
mural de Hergé en la Gare du Luxemburg
La fachada de la Gare du Luxemburg contrastaba mucho con los edificios modernos de cristal y acero del Parlamento Europeo. Como en el caso de la Comisión Europea, al ser festivo no había apenas nadie por allí, solo algunos pocos turistas. Estaba cerrado así que no lo pudimos visitar.
Parlamento Europeo
Al lado del Parlamento Europeo está el Parc Leopold, otro buen parque para pasear. Es bastante diferente al Parc du Cinquantenaire, ya que tiene más árboles y estanques, y unas colinas que lo hacen singular. Como curiosidad, en la zona cercana al Parlamento hay un fragmento del muro de Berlín.
Ya empezaba a anochecer así que decidimos dar por concluida la jornada turística del día. No nos pudimos resistir la tentación a acercarnos a la Maison Antoine, según la Lonely donde hacen las mejores patatas fritas de Bruselas. No sabemos si eran por sus deliciosas patatas o por el efecto llamada de la Lonely, pero en el quiosco había una cola considerable. En un banco cercano dimos cuenta de un par de conos de patatas fritas y unas croquetas, con lo que ya cenamos. No sabemos si son las mejores, pero sí es que estaban buenísimas!
nuestras patatas fritas de Maison Antoine!
Como no era excesivamente tarde, decidimos volver a casa andando. Estábamos en el otro lado de la ciudad y tardamos una hora en llegar a St. Catherine. Atravesamos una parte del barrio de Ixelles, conocido por la gran cantidad de inmigrantes congoleños y del África negra. Y realmente nos parecía estar en cualquier ciudad africana por la gran cantidad de congoleños que regentaban todo tipo de negocios, desde fruterías hasta peluquerías. Durante el resto de la caminata fuimos viendo algunas de las cosas que habíamos visitado el día anterior, como la Grand Place, que estaba muy bonita iluminada para la noche. De esta forma concluimos aquel largo día; nos pareció que había sido una buena idea el combinar la visita de Leuven por la mañana con la de otros barrios de Bruselas por la tarde.

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