CROACIA 9: Pelješac & Korčula

24 de abril de 2011 v Esa jornada iba a ser la de nuestra llegada a la "meta" de Dubrovnik, una semana y media después de nuestra salida de Zagreb. Pero antes de llegar, exploraríamos la interesante península de Pelješac y visitaríamos la ciudad de Korčula, en la isla donde se dice que nació Marco Polo. Antes de partir decidimos pasear un poco por las playas de Brist. El día anterior no habíamos tenido ocasión de contemplarlas con detenimiento. Era un sitio bucólico, con pequeñas barcas de pescadores en la orilla de las playas de guijarros casi blancos.
24 de abril de 2011
Esa jornada iba a ser la de nuestra llegada a la "meta" de Dubrovnik, una semana y media después de nuestra salida de Zagreb. Pero antes de llegar, exploraríamos la interesante península de Pelješac y visitaríamos la ciudad de Korčula, en la isla donde se dice que nació Marco Polo.

Ver Croacia 9: Brist - Dubrovnik en un mapa más grande
Antes de partir decidimos pasear un poco por las playas de Brist. El día anterior no habíamos tenido ocasión de contemplarlas con detenimiento. Era un sitio bucólico, con pequeñas barcas de pescadores en la orilla de las playas de guijarros casi blancos.
Brist
Para visitar la península de Pelješac cogeríamos un ferry en Ploče, que nos dejaría cerca del extremo de ella para poder visitarla de camino a Dubrovnik. Así que al llegar a Ploče compramos los pasajes y embarcamos sin prisas en el ferry de las 9:30 h (solo habían 3 ferrys en todo el día).
Ploče desde el ferry
El viaje fue bien y en poco tiempo estábamos en el puerto de Trpanj, en plena península de Pelješac. Allí no nos entretuvimos nada y partimos hacia Orebić, de donde salían los ferrys a la isla de Korčula. Habíamos leído que había un servicio de ferrys para pasajeros que salía cada hora, cosa que nos confirmaron en Ploče. Pero una vez en el puerto de Orebić, nos dijeron que aquel día no habían ferrys por ser festivo (era domingo de resurrección). Ninguno! Nos lo dijo un guía croata que llevaba una excursión guiada de 6 personas hacia la isla y que se había quedado sin transporte como nosotros. Estuvo llamando por el móvil a gente con barcas para que llevaran a su grupo a Korčula, pero estos se negaban a llevar a tan poca gente. Así que entre el grupo del guía croata, una cuadrilla de vascos cincuentones muy simpáticos y nosotros, llenamos una barca y pudimos partir. Pensábamos que nos cobrarían una fortuna por llevarnos, pero solo nos cobraron el precio del trayecto del ferry para pasajeros.
nuestro barco a Korčula
Nuestra idea inicial era visitar Korčula en una hora para poder estar a la hora de comer en Ston y degustar sus famosas ostras. Pero nuestros planes tuvieron que cambiar ya que quedamos que en tres horas volveríamos a Orebić.
Desembarcamos en la parte sur de Korčula, al lado del centro histórico. Como estábamos cerca, nos llegamos a la oficina de información turística para hacernos con un mapa de la ciudad. Empezamos la visita por una de las partes más bellas, la escalinata del siglo XIX que da a la Kopnena Vrata o Puerta de Tierra Firme, que es el acceso sur de Korčula. La puerta está custodiada por la Veliki Revelin o gran torre de Revelin, que forma parte del sistema de fortificaciones de la ciudad.
Kopnena Vrata y Veliki Revelin
Decidimos entrar en la Veliki Revelin para ir a la cima de la torre, donde había una bonita vista del casco histórico de Korčula. En los pisos inferiores hay una especie de pequeño museo sobre la moreška, un baile típico que se hace con espadas que se remonta al siglo XVII.
vista desde Veliki Revelin
vista desde Veliki Revelin
Dejamos la Puerta de Tierra Firme y entramos al casco histórico de Korčula por la Trg Antuna Stjepana Radića, una plaza con el ayuntamiento a un lado y la Crka Sv. Mihovila o iglesia de San Miguel al otro.
A continuación llegamos a la Trg Sv. Marka o plaza de San Marcos, la más importante del casco antiguo. Entorno a ella hay interesantes edificios históricos como el palacio Arneri o el que alberga el Gradski Muzej (el museo de la ciudad). Pero sin duda el edificio más importante es la Katedrala Sv. Marka o catedral de San Marcos. De su exterior destaca el friso tallado de la entrada, y en el interior hay bonitas capillas e incluso un cuadro de Tintoretto.
Trg Sv. Marka
Katedrala Trg Sv. Marka
Continuamos caminando por las apacibles callejuelas de Korčula, y llegamos a la casa natal de Marco Polo. Aunque muchos libros de historia sostienen que nació en Venecia, en Korčula dicen que nació allí, aunque la única prueba que tengan sea la gran cantidad de gente que tiene su mismo apellido en toda la isla. La casa natal tenía un museo sobre su persona, pero no entramos.
pequeña iglesia en Korčula
Después llegamos a la orilla del mar, donde se levanta el formidable sistema de fortificaciones de Korčula. En el siglo XIII se empezaron a construir unas gruesas murallas para proteger la ciudad contra las invasiones provenientes del mar. A cada tramo de murallas había unos bastiones que albergaban las guarniciones y la artillería. Los dos elementos estaban en un estado de conservación muy bueno. Las torres más espectaculares estaban hacia el oeste, para proteger la zona del puerto, donde había el otro punto de acceso a la ciudad antigua, la Morska Vrata o puerta de Mar.
murallas de Korčula
En una hora habíamos visitado ya casi todo el casco histórico de Korčula, y como teníamos todavía mucho tiempo, decidimos sentarnos en el Buffet-Pizzeria Doris y comer tranquilamente una pizza. Después todavía nos sobró media hora para pasear sin rumbo fijo por las calles del centro. A esas horas estaban muy tranquilas ya que la gran cantidad de grupos organizados que había por la mañana se habían esfumado. Y todavía nos sobró tiempo para pasear por la parte nueva de la ciudad.
calleja de Korčula
A las 14:45 habíamos quedado con el de la barca en el puerto para volver a Orebić. A la hora convenida ya estaba allí todo el mundo: el grupo del guía croata, los vascos cincuentones y nosotros. Así que hicimos el viaje de vuelta con unas fantásticas vistas de la ciudad que íbamos dejando atrás.
Korčula, desde el mar
De vuelta a Orebić cogimos el coche para seguir recorriendo la península de Pelješac. A unos kilómetros de allí paramos a un mirador que había al lado de la carretera. La vista era magnífica, se veía Orebić abajo, el monte Sv. Ilija a su lado y la isla de Korčula al fondo. Por cierto, nos encontramos en el mirador al guía croata y a su grupo.
mirador de Orebić
A continuación fuimos resiguiendo la península hacia el sureste, en dirección al continente. Para descansar un rato hicimos un alto en Žuljana, un pueblecito de pescadores emplazado en una hermosa bahía. Era muy tranquilo, se notaba que no solían ver turistas por allí.
Žuljana
Reemprendimos nuestro camino, y prácticamente donde se une Pelješac con el continente encontramos uno de sus principales atracciones, la muralla de Ston. Se trata de una muralla de 5,5 km, la segunda más larga del mundo por detrás de la china. Se construyó en el siglo XIV para proteger las salinas de Ston, la principal fuente de riqueza de la antigua república de Dubrovnik.
murallas de Ston
Dejamos el coche en un aparcamiento de Ston y empezamos la visita de las murallas por su parte suroeste. Las murallas y las torres estaba muy bien conservadas, y muchas se estaban reconstruyendo. El camino iba por encima de las murallas y pronto empezó a hacer subida. Llegamos a una de las torres más grandes, la de Podzvizd, desde donde había una bonita panorámica de Ston y de sus salinas.
Ston
vista de Ston
vista de Ston
A continuación tomamos el camino de muralla que se dirige hacia Mali Ston. Aquí se hace más estrecho y empinado, ya que sube por la misma montaña antes de llegar a Mali Ston, que está en el otro lado. La visita completa a las murallas seria entrar por Ston, salir por Mali Ston, y después regresar a Ston por un camino peatonal que hay por carretera. Pero ya estábamos cansados, era tarde y las murallas estaban a punto de cerrar. Así que solo hicimos un trozo de subida y después regresamos.
murallas de Ston
Cogimos el coche y fuimos a Mali Ston, para ver el último tramo de la muralla. No era tan espectacular como Ston (donde las murallas rodeaban todo el pueblo), pero se podía ver como la muralla bajaba por la montaña hasta el pueblo.
Mali Ston
Reemprendimos nuestro camino hacia Dubrovnik y ya no volvimos a parar hasta allí. A media tarde llegamos, así que condujimos hacia el Hilton Imperial. No, no era nuestro alojamiento, ya nos gustaría! Era donde estaba la oficina de Sixt donde debíamos devolver el coche. Dentro del Hilton estábamos un poco descolocados en medio de tanto lujo... No había nadie en la oficina de Sixt aunque debía estar abierta, así que tiramos las llaves y la documentación del coche dentro por una ranura hecha al efecto. Casualmente nos encontramos con una pareja que iban en el grupo del guía croata en Korčula. Era la segunda vez que nos encontrábamos después del mirador de la salida de Orebić.
Cerca del Hilton Imperial estaba nuestro alojamiento, mucho mas modesto, el Hostel Villa Garden (Branitelja Dubrovnika 24). En la dirección del hostal había una gran casa sin ningún cartel. No sabíamos si era aquel sitio así que picamos en el timbre, pero nadie nos contestó. Pensamos que quizás la dirección estaba mal y buscamos el hostal por allí (cargados con la maleta!), sin éxito. Se nos ocurrió llamar a un teléfono que venía en la hoja de la reserva y nos contestó el propietario. Bajó a abrirnos la puerta y se disculpó diciendo que no había oído el timbre, en una mezcla de inglés y alemán. Nos dejó escoger la habitación, así que elegimos la que estaba más arriba, que era más nueva y tenía cama de matrimonio y baño. La habitación era pequeña, pero estaba bastante bien de precio y estábamos a cinco minutos del casco histórico. Recomendable!
nuestra habitación en Hostel Villa Garden
Para cenar no queríamos entrar en el casco histórico, deseábamos dejar la sorpresa para el día siguiente que lo visitaríamos como es debido. Decidimos cenar el Restaurant Dubravka, en la zona de Pile y justo al lado de las murallas. En nuestra penúltima cena en Croacia comimos un risotto marinero y algo de pasta.
cenando en Restaurant Dubravka

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