CROACIA 7: Isla de Brač

22 de abril de 2011 Croacia tiene un millar de islas enfrente de sus costas, algunas son un simple peñasco, otras grandes y pobladas. Así que no nos podíamos ir del país sin visitar a fondo alguna de ellas. En la región de Split hay algunas de las más famosas, conectadas por eficientes servicios de ferry. Después de sopesar diferentes opciones, elegimos visitar la de Brač, una de las menos turísticas pese estar relativamente cerca de Split. Salimos pronto de nuestro apartamento para ir al puerto de Split e intentar coger el ferry de Jadrolinija de las 9 de la mañana. No tuvimos problemas en comprar el ticket, así que embarcamos el coche en la bodega del ferry y nos dirigimos a la cubierta para ver el paisaje durante los 45 minutos de viaje.
22 de abril de 2011
Croacia tiene un millar de islas enfrente de sus costas, algunas son un simple peñasco, otras grandes y pobladas. Así que no nos podíamos ir del país sin visitar a fondo alguna de ellas. En la región de Split hay algunas de las más famosas, conectadas por eficientes servicios de ferry. Después de sopesar diferentes opciones, elegimos visitar la de Brač, una de las menos turísticas pese estar relativamente cerca de Split.

Ver Croacia 7: Otok Brac en un mapa más grande
Salimos pronto de nuestro apartamento para ir al puerto de Split e intentar coger el ferry de Jadrolinija de las 9 de la mañana. No tuvimos problemas en comprar el ticket, así que embarcamos el coche en la bodega del ferry y nos dirigimos a la cubierta para ver el paisaje durante los 45 minutos de viaje.
Llegamos a la isla de Brač, y desembarcamos en el puerto de Supetar, la ciudad más importante de la isla. Decidimos aparcar en una calle y pasear un poco por la ciudad. Cerca del puerto entramos a una oficina de información turística donde solicitamos información sobre la isla. A continuación paseamos por el bonito paseo marítimo de Supetar, flanqueado de palmeras y de cuidadas casas. El edificio más alto de la ciudad es la iglesia de San Pedro o Sv. Petar, del siglo XVII (el nombre de "Supetar" proviene de "SvPetar", su patrón).
Supetar
Supetar
Continuamos caminando por el puerto hasta una zona con unas pequeñas playas de guijarros. Cerca está el cementerio, donde vimos interesantes mausoleos como el de la familia Petrinović, tan grande que se ve desde el mar.
Dejamos Supetar y exploramos la costa noroeste de la isla. El primer pueblo que nos encontramos fue Splitska, un sitio encantador casi sin gente a orillas del mar. Caminamos un rato por su puerto con pequeñas barcas, y deambulamos por algunas de sus calles empedradas.
Splitska
Splitska
El siguiente que encontramos fue Postira, un poco más grande que el Splitska, aunque con un puerto más pequeño. Era un pueblecito muy tranquilo, con las calles empedradas y las casas todas iguales de fachada de piedra.
Postira
Postira
Abandonamos la costa y nos adentramos hacia el interior montañoso por la carretera de Škrip. A mitad de camino había una bonita vista de Splitska y de la costa dálmata de Split.
panorama desde la carretera de Škrip
Después de muchas curvas llegamos a Škrip, un minúsculo pueblo donde aprovechamos para comer algo. Škrip está en un entorno muy rocoso, de donde se extraen las piedras calizas por las que es famosa la isla de Brač. Son tan apreciadas que sirvieron, por ejemplo, para construir el Capitolio de Washington.
vista desde Škrip
Škrip
Dejamos atrás Škrip y fuimos hacia el Vidova Gora, que con sus 778 m es la montaña más alta de la isla. Se puede ir hasta la misma cima en coche gracias a una carretera que va a una antena de radio. Arriba las vistas quitaban la respiración: ante nosotros se extendía un gran panorama dominado por la vecina isla de Hvar al frente. A su espalda y a lo lejos se intuían las siluetas de la península de Pelješac hacia la izquierda y de la isla de Vis a la derecha. Abajo, en la costa, se veía perfectamente Bol y la famosa playa de Zlatni Rat ("la punta de oro").
vista desde el Vidova Gora
vista desde el Vidova Gora
vista de Zlatni Rat desde el Vidova Gora
Bajamos del Vidova Gora, fuimos hacia la costa e hicimos una parada en Bol. Es un pueblo muy turístico, ya que allí llegan ferrys procedentes de la vecina isla de Hvar. Pero como estábamos fuera de temporada alta, no había mucha gente y pudimos pasear tranquilamente por el paseo marítimo. Bol nos pareció muy bonito ya que todas las casas eran de piedra, y no había ningún edificio feo en el puerto u hotel alto. Aprovechamos para tomar un café a la sombra de las palmeras del paseo marítimo.
Bol
Bol
A continuación condujimos los 2 km que separan Bol de la playa de Zlatni Rat. Aparcamos el coche cerca de la playa en un aparcamiento casi vacío (en verano es de pago). Esta es sin duda la playa más famosa de Croacia. Compuesta de pequeños guijarros blancos, su forma de cuerno varía un poco dependiendo de las corrientes marinas. Atravesamos un pinar con unos restos romanos y llegamos abajo. Era muy curioso caminar con los pies descalzos encima de los guijarros... aunque después de un rato te empezaban a doler. Estuvimos un tiempo tumbados y relajados, ya que apenas había gente en la playa (en verano debe ser imposible entrar...). Nos aventuramos a meter los pies en el agua, pero los sacamos enseguida por que estaba helada! Desde allí pudimos ver la antena del Vidova Gora, la montaña donde habíamos estado un par de horas atrás.
Zlatni Rat
Zlatni Rat
panorámica desde Zlatni Rat
Dejamos la mágica Zlatni Rat e iniciamos el camino de vuelta a Supetar, para coger tranquilamente el ferry de las 19:15 h. Llegamos bastante pronto, así que estacionamos el coche en la cola del ferry y fuimos a dar una última vuelta por allí.
Hicimos el viaje de vuelta sin problemas y desembarcamos en el puerto de Split. Como la noche anterior no habíamos cenado en Split, ese día sí que queríamos hacerlo. Así que intentamos conducir el coche hacia el aparcamiento del día anterior. Pero a la salida del puerto, nos desviaron por unas calles que nos hicieron medio-perdernos. Después de dar vueltas, aparecimos cerca del monte Marjan, al otro lado de la ciudad. Aparcamos y fuimos caminando mientras buscábamos algún restaurante que nos hiciera gracia. Acabamos cerca de la Trg Republike en el restaurante Sperun, de cocina tradicional a muy buen precio. Pedimos algo de pasta y los típicos calamares fritos de la zona. Aunque nos hicieron esperar, la relación calidad-precio valió mucho la pena!
cenando en Sperun

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