VIETNAM 11 - 12: cuevas de Phong Nha

1 y 2 de enero de 2020 En este post os resumiremos los dos días que pasamos explorando las cuevas de Phong Nha (aunque ninguno de los dos fue completo). En el primero llegamos a Dong Hoi a primera hora de la mañana en un tren nocturno, y cogimos el bus hacia Phong Nha. Después de hacer una pequeña siesta, hicimos el paseo en barca hasta las espectaculares cuevas de Tien Son y Phong Nha. El segundo día por la mañana fuimos en coche con conductor a ver la fascinante Cueva Paraíso. A primera hora de la tarde cogimos el bus a Hué, donde llegamos por la noche. El día amaneció en el tren nocturno al que habíamos subido en Ninh Binh, después de haber pasado dos días fabulosos en Tam Coc. Un poco mas tarde de las 6 de la mañana llegamos a nuestra parada, Dong Hoi, la ciudad mas importante de la zona de las cuevas de Phong Nha, nuestro destino final.
1 y 2 de enero de 2020
En este post os resumiremos los dos días que pasamos explorando las cuevas de Phong Nha (aunque ninguno de los dos fue completo). En el primero llegamos a Dong Hoi a primera hora de la mañana en un tren nocturno, y cogimos el bus hacia Phong Nha. Después de hacer una pequeña siesta, hicimos el paseo en barca hasta las espectaculares cuevas de Tien Son y Phong Nha. El segundo día por la mañana fuimos en coche con conductor a ver la fascinante Cueva Paraíso. A primera hora de la tarde cogimos el bus a Hué, donde llegamos por la noche.
El día amaneció en el tren nocturno al que habíamos subido en Ninh Binh, después de haber pasado dos días fabulosos en Tam Coc. Un poco mas tarde de las 6 de la mañana llegamos a nuestra parada, Dong Hoi, la ciudad mas importante de la zona de las cuevas de Phong Nha, nuestro destino final. Nos dio la sensación que fuimos los únicos occidentales en bajarnos en aquella parada y enseguida nos asaltó un taxista que se ofreció a llevarnos directamente a Phong Nha por 350.000 VND (unos 14 €). Pero como no teníamos prisa por llegar, preferimos coger el bus. Éste sale de la estación de buses de Nam Ly, a un par de km de allí, así que le dijimos al taxista que nos llevara (20.000 VND). En Nam Ly no había ni un alma, pero vimos colgado un horario en el que el figuraba que el primer bus a Phong Nha salía a las 7:40 h. Teníamos por delante casi una hora de espera, pero tuvimos algo de suerte: hacia las 7 vimos aparecer la mini van que iba a Phong Nha, y al vernos el conductor nos dijo que subiéramos (50.000 VND por persona). Eran sobre las 7:10 cuando salió la mini van, así que no fueron muy escrupulosos con el tema de los horarios. El vehículo era relativamente pequeño, así que conforme recogíamos a gente por la carretera teníamos que irnos apretujando. Tardamos cerca de una hora en llegar a Phong Nha, y nos recibió una insistente lluvia. Pese a ello nos acercamos caminando a nuestro alojamiento, Song Que Homestay. Se trata de una casa de huéspedes familiar situada a 15 minutos del centro del pueblo, con unas pocas habitaciones. Tuvieron el detalle de darnos la nuestra inmediatamente, mucho antes de la hora del check-in. Era espaciosa aunque algo sencilla, con un gran baño, perfecta para nosotros. El desayuno estaba incluido y se podía elegir de una carta, y la verdad es que no estaba mal. Lo único malo era que el propietario no hablaba inglés, solo su hija mayor, y si no estaba ella la comunicación era algo difícil. El precio fue de 13 €, bastante barato pero hay que tener en cuenta que en aquella zona es fácil encontrar alojamiento bueno y barato.
Nuestra habitación en Phong Nha
Como en el tren nocturno no habíamos descansado apenas nos permitimos el lujo de hacer una siesta mañanera. Nos sentó de fábula, y nos dio el empuje necesario para salir a disfrutar de Phong Nha. Casi todo el mundo viene aquí a descubrir sus fascinantes cuevas, inscritas en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Algunas de ellas están entre las más grandes del mundo, y explorarlas requiere más de un día y tener buena forma física. Por fortuna, hay otras que son mas asequibles para el gran público, situadas mas o menos cerca del pueblo de Phong Nha y acondicionadas por dentro con pasarelas. La más popular es la que le da nombre al parque nacional, la cueva de Phong Nha, y se puede llegar hasta ella mediante un agradable paseo en barca. El embarcadero de donde salen las barcas estaba bastante cerca de nuestro alojamiento. Al llegar vimos que había la opción de visitar solo la cueva de Phong Nha o de incluir además la de la cueva de Tien Son (como veremos, muy recomendable). El sistema de las barcas era un poco caótico: además de pagar por persona, te hacen pagar por una barca con capacidad para 12 personas. Así que si no quieres que te salga la visita por una fortuna, tienes que ir reclutando gente para compartir los gastos de la barca. Nosotros tuvimos relativa suerte, porque cuando llegamos a las taquillas un grupo de tres franceses estaba buscando gente para llenar su barca. Ellos habían elegido la opción de visitar las dos cuevas, así que nos unimos a ellos; no teníamos la intención a priori de hacerlo, pero no queríamos pagar una barca entera y tener que buscar a gente para que se apuntara, ya que como el día no era muy apacible no había muchos visitantes. Finalmente logramos reclutar una pareja más a la barca, así que éramos 7. El coste de la barca era de 400.000 VND, por lo que les tuvimos que pagar a los franceses 114.000 VND, a lo que hay que añadir los 150.000 VND por persona de la cueva de Phong Nha y los 80.000 VND por persona de la de Tien Son. Así que la broma nos salió por 574.000 VND en total (casi 23 €), hay que tener en cuenta que es una visita cara.
Navegando hacia las cuevas
Desde las taquillas nos dieron prisa a que saliéramos cuanto antes, ya que entre unas cosas y otras había pasado el tiempo y solo dejaban salir barcas hasta las 14 h. Después de media hora llegamos a las cuevas, que estaban atravesadas por el mismo río; en principio hay una parte del trayecto en barca que se hace por dentro de la cueva, pero las lluvias habían hecho aumentar el nivel del río, así que la barca nos dejó en la orilla. El barquero nos dijo que primero fuéramos a la cueva de Tien Son, a la que se accede subiendo un interminable sendero de escalones. Para acabar de arreglarlo empezó a caer un gran aguacero sobre nosotros, y cuando llegamos a la entrada estábamos exhaustos y empapados. La visita a la cueva la hicimos por libre y estábamos casi solos en ella. Empezamos a explorarla bajando por una larga escalera completamente rodeada por estalactitas y demás formaciones, todo un preludio de lo que estaba por venir. Aunque hemos visitado muchas cuevas kársticas a lo largo de nuestros viajes, tenemos que reconocer que esta nos impresionó y mucho. El tamaño de las estancias de la cueva era grandioso, y estaba llena de fascinantes formaciones allá donde miraras. Además, hacer la visita prácticamente solo y bajo un solemne silencio hacía que la disfrutáramos mas. El recorrido por la cueva es corto, solo unos 400 m, pero es realmente mágico.
Entrando hacia las entrañas de la cueva de Tien Son
Cueva de Tien Son
Espectaculares formaciones de la cueva
Al salir al exterior ya no llovía y bajamos los escalones para ir a la cueva de Phong Nha. Ésta no estaba tan bien acondicionada como la anterior, ya que a veces no había pasarelas y tenías que tener cuidado de no meter el pie en algún charco o barrizal. Phong Nha tenía unas dimensiones todavía mayores que las de Tien Son, aunque muchas paredes estaban desnudas, sin muchas estalactitas. Lo más espectacular eran sus grandes columnas, resultantes de la fusión de estalactitas y estalagmitas. Aunque en general nos pareció menos bonita que la de Tien Son. Hay que tener en cuenta que nosotros no vimos el tramo de la cueva que se hace en barca, y hemos visto algunas fotos que son realmente preciosas, y quizás esta es la parte que tiene mas gracia de la cueva.
Enorme columna en la cueva de Phong Nha
Diferentes formaciones de la cueva
Gran gruta de la cueva
Al igual que Tien Son, la parte visitable de la cueva de Phong Nha era corta. De hecho, nos tiramos más tiempo en la barca o subiendo y bajando por los escalones de Tien Son que en la visita a las propias cuevas. Pero en general nos gustaron mucho, especialmente la de Tien Son. Al acabar de las cuevas volvimos a la barca y al embarcadero. Regresamos al alojamiento a darnos una merecida ducha y a descansar. A la noche salimos a cenar por el pueblo; al ser tan turístico hay mucha oferta, pero la forma alargada del pueblo hace que no puedas pasear fácilmente para sopesar las opciones. Fuimos directamente al Thang Nhung, un local que presumía de hacer los mejores fideos con cerdo asado del mundo. Pedimos un plato de ellos y uno de fideos fritos de ternera. La cena fue algo decepcionante, ya que los platos eran algo sosos, sin sabor. Junto con una cerveza y una Fanta, nos salió por 130.000 VND (unos 5 €).
Nuestra cena
El segundo día íbamos a visitar otra de las cuevas de la región, la Cueva Paraíso (Paradise Cave). Esta está más alejada que las que vimos el día anterior, a unos 30 km del pueblo de Phong Nha. La gente que puede se acerca en moto, pero nosotros contratamos un coche con conductor. El día anterior estuvimos sopesando precios y el mejor nos lo dio el Rose Hotel, que nos cobró 500.000 VND (unos 20 €). Les dijimos que nos pasaran a buscar por nuestro alojamiento a las 10 h y allí estuvieron. Primero fuimos al mismo Rose Hotel a dejar nuestro equipaje, ya que también les habíamos comprado a ellos el billete de bus que tomaríamos a la tarde hacia Hué. Nos iba a llevar el hijo adolescente de la propietaria del hotel, que se llevó a un colega para pasar mejor la espera hasta nuestra salida de la cueva. Solo tardamos una media hora en llegar al parking de la Cueva Paraíso, y pese a que el día se había levantado radiante, no había casi gente. Como el día anterior, la entrada a las cuevas era cara, 250.000 VND por persona (10 €), a lo que le sumamos 100.000 VND mas para que nos llevaran en un buggy eléctrico a la entrada de la cueva. La verdad es que el buggy no vale mucho la pena, porque solo te acercan un par de km a la entrada, por un terreno llano. Después tienes que subir un buen trozo colina arriba a patita sí o sí.
Al llegar a la entrada vimos que era un simple agujero de unos 2 m de altura por los que bajaba una escalera. Una vez dentro, nos quedamos impresionados, ya que nos encontrábamos en una gruta inmensa de decenas de metros de altura. Las paredes estaban adornadas con algunas estalactitas, pero allí lo impresionante eran las dimensiones. Fuimos avanzando por la gruta por un sistema de pasarelas, descubriendo infinidad de formaciones preciosas, como una enorme columna de varios metros de diámetro. La cueva se fue haciendo más pequeña y más parca en estalactitas y demás formaciones. La verdad es que había algunas zonas que estaban totalmente desnudas de ellas. Pero los sitios donde las había, éstas adquirían unas formas intrincadas realmente fabulosas. Finalmente estuvimos 1 hora visitando con tranquilidad el escaso kilómetro visitable que tiene la cueva, y nos encantó. De las tres que vimos en Phong Nha, la cueva que nos impresionó mas fue la de Tien Son, aunque quizás porque fue la primera que visitamos. Verdaderamente, la Cueva Paraíso hace honor a su nombre y vale mucho la pena.
Paradise Cave
Disfrutando de las cuevas
Estalagmitas blanquecinas
Paradise Cave
Espectaculares formaciones de la cueva
Volvimos nuevamente al pueblo de Phong Nha con nuestro conductor adolescente (tenía cara de tener 15 años…). Teníamos un par de horas antes de que saliera nuestro bus a Hué así que aprovechamos el buen tiempo que hacía para dar una vuelta por el pueblo. En si no había mucho que ver, aquel era el típico pueblo vietnamita cuyas casas estaban agolpadas entorno de la carretera principal. Vimos una panadería donde hacían banh mi, los típicos bocadillos vietnamitas, que siempre son una buena idea para comer barato y bien. Un par de bocadillos y un refresco nos salieron por 55.000 VND (unos 2 €).
Paseando por el pueblo de Phong Nha
Nuestros ricos banh mi
En principio el bus a Hué pasaba a recogernos por el Hotel Rose a las 15:30, pero la propietaria nos dijo que estuviéramos allí media hora antes. Como era uno de esos buses que va recogiendo gente por los hoteles, no pasó por el nuestro hasta las 16 h, y no fuimos los últimos. El bus no era precisamente confortable, sus asientos estaban hechos para las medidas de los vietnamitas, y los occidentales altos se tuvieron que embutir como pudieron (en momentos así nos alegramos de no serlo…). Pero no nos podíamos quejar, ya que descubrir aquel bus fue una gran ventaja, cuando elaboramos el planning no conocíamos de su existencia (la alternativa hubiera sido coger un bus hasta Dong Hoi y desde allí coger un tren a Hué). El trayecto en bus duró unas 4 h, incluyendo una parada de 20 minutos que hicimos a medio camino. Era un misterio el lugar de Hué donde nos iba a dejar el bus, ya que a todo el mundo que se lo preguntaba el conductor decía que nos dejaría en el “centro”. Pero con lo grande que es Hué, tuvimos la gran suerte que el bus paró en la misma manzana donde estaba nuestro alojamiento, Eva Homestay. Se trata de una casa de huéspedes familiar (los propietarios vivían en la planta baja) con un buen número de habitaciones. La nuestra era básica, pero suficiente para nuestras necesidades. El desayuno estaba muy bueno y estaba incluido: consistía en una carta en la que podías elegir diferentes platos calientes, acompañados de fruta variada. La ubicación era bastante buena, a corta distancia a pie de la ciudad imperial (que visitaríamos al día siguiente) y muy cerca de una zona con muchos bares y restaurantes. La habitación nos salió por 18 € la noche, un súper precio para un alojamiento al que volveríamos sin pensarlo.
Nuestro alojamiento en Hué
Enseguida nos fuimos a cenar, ya que empezaba a ser tarde y algunos restaurantes comenzaban a cerrar sus cocinas. Decidimos ir a un restaurante italiano algo pijo, Little Italy. Pedimos unos gnocchis con speck y fettucini con marisco, que la verdad es que no estaban nada mal. Junto con una cerveza y una limonada, la cena nos salió por 195.000 VND (casi 8 €).
Nuestra cena italiana

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