25 de marzo de 2016 Aquella jornada dedicamos la mayor parte del día a visitar los fascinantes monasterios de Meteora. Recorrimos con nuestro coche la carretera que los une, y entramos en cuatro de ellos: Agios Nikolaos Anapavsas, Roussanou, Varlaam y Megalo Meteoro. También paramos en alguno de sus miradores mas espectaculares como el de Psaropetra. Tras comer en Kalambaka, hicimos el largo trayecto en carretera hasta el pueblo de Delfos, cuyo famoso yacimiento arqueológico visitaríamos al día siguiente.
Hace mucho tiempo, Meteora no debía ser muy diferente a lo que es ahora, un lugar de áspera belleza donde exuberantes bosques y escarpadas montañas rocosas constituyen todo un remanso de tranquilidad y recogimiento.
25 de marzo de 2016
Aquella jornada dedicamos la mayor parte del día a visitar los fascinantes monasterios de Meteora. Recorrimos con nuestro coche la carretera que los une, y entramos en cuatro de ellos: Agios Nikolaos Anapavsas, Roussanou, Varlaam y Megalo Meteoro. También paramos en alguno de sus miradores mas espectaculares como el de Psaropetra. Tras comer en Kalambaka, hicimos el largo trayecto en carretera hasta el pueblo de Delfos, cuyo famoso yacimiento arqueológico visitaríamos al día siguiente.
Hace mucho tiempo, Meteora no debía ser muy diferente a lo que es ahora, un lugar de áspera belleza donde exuberantes bosques y escarpadas montañas rocosas constituyen todo un remanso de tranquilidad y recogimiento. Eso mismo debieron pensar los primeros monjes ermitaños que se instalaron hace mil años por todo el macizo, en pequeñas grutas para aislarse del mundo y entregarse de lleno a su santa misión. Pero en el siglo XIV, con el desmoronamiento del imperio bizantino, las escarpadas rocas de Meteora atrajeron a un gran número de monjes en busca de protección. Se fundaron una veintena de monasterios en lo alto de los riscos para protegerse de las incursiones de los otomanos. El acceso a los monasterios era muy difícil, se hacía a través de escaleras portátiles o rudimentarios ascensores, con lo que pudieron subsistir muchos siglos. Sin embargo, durante la ocupación nazi se destruyeron muchos de ellos, ya que sirvieron de refugio a la resistencia griega. Hoy en día solo existen seis, con comunidades de unos pocos monjes o monjas. Pero su gran estado de conservación les ha valido su inclusión en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
La
visita a los monasterios es fácil en coche, hay una carretera que los conecta, permitiendo visitarlos todos en unas cuantas horas. Cada monasterio cierra un día de la semana distinto, de forma que siempre se pueden ver varios abiertos (podéis consultar los
horarios detallados en la web de
Visit Meteora). Una cosa importante para quien visite Grecia en Semana Santa: los monasterios abren el 25 de marzo, fiesta nacional que conmemora el inicio del proceso de independencia de los griegos del imperio otomano. Este día están cerrados todos los
yacimientos arqueológicos que dependen del gobierno (Partenón de Atenas, Delfos, Olimpia, Micenas...), pero no estos monasterios. Nuestra ruta por Grecia empezó por Meteora por esta circunstancia.
Nos levantamos aquella mañana muy ilusionados, Meteora era uno de los principales motivos de nuestro viaje a Grecia. El día amaneció tapado y lluvioso, pero ello no nos desanimó. Después de un sustancioso desayuno, nos pusimos en marcha. Estábamos alojados en Kastraki, el pueblo mas cercano a Meteora, de forma que en menos de 10 minutos llegamos al primer monasterio, Agios Nikolaos Anapavsas. El entorno donde está enclavado no podía ser mas bonito: un valle limitado por escarpadas rocas redondeadas, con verdes bosques y algunos cultivos en las zonas mas bajas. En principio, el monasterio debía estar cerrado según el horario que había en el parking de la entrada, pero como las puertas de acceso estaban abiertas, decidimos subir montaña arriba para ver al menos el risco sobre el que estaba construido. Tras una corta ascensión alcanzamos a ver el pequeño monasterio, que estaba enclaustrado en la cima de un risco rocoso casi vertical. Era increíble como podían haber construido aquello en la cima de una montaña casi inaccesible. Como en los demás monasterios de Meteora, habían construido escaleras para facilitar el turismo, ya que como hemos comentado antes eran prácticamente inexpugnables. Nuestro pequeño esfuerzo tuvo recompensa, ya que el monasterio estaba efectivamente abierto (entrada, 3 €), no sabemos si era por ser precisamente fiesta nacional. Primero visitamos su pequeña iglesia, integrada dentro del complejo monástico. Su interior estaba completamente decorado con fascinantes frescos del siglo XVI, llenos de sorprendentes escenas bíblicas. A parte de la iglesia, se podía subir hasta un mirador en la cima del monasterio con unas vistas fantásticas de la región. El monasterio de Agios Nikolaos Anapavsas nos gustó mucho, seguramente porque era el primero que visitamos, pero también por la poca afluencia de turistas debido a lo pronto que era y a lo engañoso de su horario.
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Agios Nikolaos, encaramado en lo alto de un risco |
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Frescos de su iglesia |
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Vistas del mirador de Agios Nikolaos, mirando hacia al este. Al fondo se adivina el monasterio de Roussanou |
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Vistas del mirador, mirando hacia el oeste |
Volvimos al coche y pusimos rumbo hacia el monasterio de Roussanou (entrada, 3 €), a otros 10 minutos en coche. Quizás es uno de los menos interesantes de Meteora a nivel histórico, pero a nivel paisajístico es espectacular. Está enclavado en un peñasco rocoso en la cabecera del valle, y desde él se pueden ver los monasterios de Agios Nikolaos, Megalo Meteoro, Varlaam y a lo lejos Agia Triada. Desde Roussanou, era la primera vez que éramos conscientes del increíble espectáculo que constituye Meteora, solo por su paisaje de peñascos y sus monasterios encaramados ya valía la pena llegar hasta allí. Sin embargo, no hace falta pagar a la entrada para disfrutar de sus fabulosas vistas, basta con pararse admirarlas desde el parking de su base o subir hasta el monasterio sin llegar a entrar en él.
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Monasterio de Roussanou |
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Vistas hacia Varlaam y Megalo Meteoro, uno delante del otro |
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Mirando hacia al sur, a la izq. Kastraki y a la dcha. Agios Nikolaos |
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Panorámica desde Roussanou, con Agios Nikolaos (izq.) y Varlaam y Megalo Meteoro |
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Vista de Agios Nikolaos |
El siguiente era el monasterio de Varlaam (entrada, 3 €), uno de los mas importantes y grandes. Como la mañana iba avanzando, las carreteras de Meteora se llenaban mas y mas de turistas y sobre todo de autobuses con grandes grupos organizados. Como también íbamos subiendo en altitud, el frío iba incrementándose, llegando a 3 ºC... ¡aquella no era la temperatura que esperábamos encontrarnos en Grecia! Al igual que sus vecinos, Varlaam estaba encaramado en lo alto de un ancho risco aprovechando cada metro cuadrado de su cima. Desde abajo pudimos apreciar bien la escalera de piedra que se había construido relativamente hacía poco tiempo, para abrir el templo al turismo; durante lustros, personas y mercancías habían subido por un precario ascensor que llegaba al saliente de uno de los edificios. Subiendo las escaleras tuvimos una vista increíble de Roussanou, donde habíamos estado momentos antes. El monasterio era un poco mas grande que los anteriores, y se podían visitar unas pocas dependencias (incluyendo un pequeño museo), a parte de la iglesia. Ésta era pequeña y oscura, pero contenía unos frescos fascinantes, que relataban varios pasajes de la biblia. La presencia de grandes grupos en un espacio tan pequeño deslució un poco la visita, pero no nos cabe duda que este es uno de los monasterios mas interesantes de Meteora.
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Monasterio de Varlaam, con Roussanou al fondo a su dcha. |
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Varlaam. A la izq. la escalera de piedra, y arriba a la dcha el ascensor |
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Entrada de Varlaam |
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A todas las mujeres les hacen ponerse unas faldas en los monasterios |
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Interior de la iglesia de Varlaam |
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Vistas desde Varlaam, con Roussanou al fondo |
A pocos metros está la joya de la corona, el monasterio de Megalo Meteoro (entrada, 3€), como bien dice el nombre, el mas grande de todos. Su enclave no es tan espectacular, su risco no es tan escarpado, pero si lo fuera no “cabría” todo el templo encima... Como en el anterior, se veía muy bien la moderna escalinata de piedra construida para los visitantes, y sobre todo, la plataforma donde debía estar el ascensor que durante siglos fue el único sistema para entrar en el monasterio. De lejos quizás no lo parece tanto, pero la subida por la escalera de piedra era un poco agotadora. Al menos tuvimos como compensación unas vistas sin igual del Varlaam, seguramente una de las imágenes mas famosas de Meteora. Era difícil no pararse en medio de la escalera para admirar el estrecho peñasco sobre el que estaba encaramado sólidamente. Aquella fue una de las vistas mas maravillosas que nos llevamos aquel día.
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Megalo Meteoro y sus escaleras |
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Vistas de Varlaam desde Megalo Meteoro |
Megalo Meteoro tiene un montón de cosas para visitar, y todas muy interesantes. Obviamente, lo mas importante es la iglesia de la Transfiguración, sin duda la mas grande y majestuosa, también enteramente decorada con frescos. También pudimos ver el ascensor por el que se accedía antiguamente al monasterio y su sistema de engranajes y poleas para hacerlo funcionar, ¡la mar de ingenioso! En una de las salas se conserva la cocina del monasterio tal y como era antiguamente, con todos sus utensilios y sus paredes ennegrecidas por el humo. Otras dependencias albergan varios museos, pequeños pero muy interesantes: uno de objetos de arte sacro, otro de manuscritos y libros antiguos (había algunos del siglo XV) y por último uno de historia contemporánea (se explicaba el papel de este y otros monasterios en la guerra de independencia del siglo XIX del imperio otomano y como refugio de la resistencia griega durante la ocupación nazi). Realmente, Gran Meteoro lo tenía todo para ser el mejor monasterio de todos.
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Cocinas del monasterio |
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Iglesia de la Transfiguración |
Nos quedaban dos monasterios mas que visitar, pero antes paramos en el mirador de Psaropetra, el mejor de cuantos dominan Meteora. Desde aquellas rocas se podían ver los cuatro monasterios que habíamos visitado hasta entonces, con una vista increíble además del valle y de los otros riscos que conforman Meteora. El que teníamos mas cerca era el de Roussanou, de hecho desde el mirador hay un camino que baja hasta él. Lejos quedaba Agios Nikolaos, el primero de la mañana, dominado por unas rocas donde más al norte se elevaban Varlaam y Megalo Meteoro. Mas al sur se alzaban los peñascos mas elevados, sin ninguna edificación (al menos, actual), pero esta circunstancia lo hacia igualmente espectacular. Nos encantan este tipo de miradores, no solo por lo espectacularidad de sus vistas, sino por que sirven de resumen de todo lo que has visto hasta el momento.
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Mirador de Psaropetra |
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Peñascos de Meteora desde el mirador |
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Panorámica desde el mirador, con Roussanou en primer término |
Unos 500 m al sur de este mirador, el mas famoso de Meteora, encontramos un 2º mirador en el que vimos mucha gente parada, así que hicimos lo mismo para darle un vistazo. La vista era similar a la anterior, pero los cuatro monasterios aún viéndose mas lejanos tenían una perspectiva bastante bonita. No está de mas darle un vistazo rápido, y además estaba mucho menos masificado que el anterior.
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2º mirador |
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Vista hacia Agia Triada |
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Vista con los 4 monasterios que habíamos visto: A. Nikolaos y Roussanou (izq.), M. Meteoro y Varlaam (dcha.) |
Tras otro corto trayecto en coche, llegamos al siguiente monasterio, el de Agia Triada o de la Santísima Trinidad. Es de los monasterios con la ubicación mas espectacular, en la cima de un peñasco vertical que se alza totalmente solitario. Para acceder a él había que bajar por un camino hasta un pequeño valle donde está la base del peñasco, y desde allí se tenía que subir una escalera interminable que debía ser extenuante. El gran esfuerzo que había que dedicar para subir no parecía echar para atrás a muchos turistas, a tenor del gran número que vimos. Pero nosotros ya estábamos cansados y como en la guía no lo comentaba como uno de los importantes, decidimos no ir.
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Agia Triada |
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Detalle donde se aprecian las escaleras de subida |
El último que nos quedaba por ver era
Agios Stefanos, un monasterio grande y robusto, situado en un gran risco a relativa poca altura. Pero al ir a visitarlo vimos que estaba cerrado. Si hubiéramos mirado mejor los
horarios hubiéramos visto que era el único que cierra al mediodía. Podíamos haber esperado una hora hasta que volvieran a abrir, pero ya habíamos visto los monasterios mas importantes y concluimos la jornada turística por Meteora.
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Agios Stefanos |
Como valoración general de los monasterios de Meteora, hemos de decir que no nos defraudaron. A veces es peligroso llevar muchas expectativas cuando visitas algún lugar, y aquel era una de las razones de nuestro viaje a Grecia. Pero por fortuna Meteora derrocha tanta magia que no quedar maravillado es imposible. A nivel práctico, invertimos 5 horas en ver los monasterios, un tiempo que nos pareció apropiado para ver unos cuantos por dentro y disfrutar de las vistas. Lo peor de Meteora es lo lejos que está de Atenas, y aunque seguramente es uno de los lugares mas espectaculares de todo Grecia, cada viajero tiene que valorar si le compensa hacer el largo trayecto hasta allí. ¡A nosotros sí!
En vez de deshacer el trayecto realizado en carretera, tomamos un desvío que nos llevó a
Kalambaka. Esta es una pequeña ciudad que también sirve de base para quien visita la zona, con una oferta de alojamientos mucho mayor que Kastraki, donde dormimos nosotros. Nos acercamos al centro para comer algo, ya que eran las 2 de la tarde. Cerca de la plaza Riga Fereou había muchos locales de comida rápida, y nos apetecía probar una de sus comidas mas típicas, el gyros. En muchos carteles lo anunciaban en griego (Γύρος), así que nos alegramos nuevamente de haber aprendido el alfabeto. Acabamos en un local sencillo llamado
Nostimouliko (Νοστιμουλικο en griego, su cartel no estaba escrito en latino). Pedimos un menú consistente en un gyros de carne de cerdo y una coca-cola que nos pareció baratísimo (2,70 €). El
gyros no es mas que la versión griega del döner kebab: carne asada, diversas verduras, patatas fritas y salsa tzatziki, envueltos en un pan de pita. Nos pareció muy bueno, aunque el gyros se desmonta con facilidad y se hace difícil de comer.
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Nuestro buen gyros |
Volvimos al coche y a la carretera, nos esperaba una largo trecho deshaciendo gran parte de la ruta que habíamos hecho el día anterior. Lo mas destacable fue que cuando atravesamos las llanuras de Tesalia y nos emparramos por las montañas nos cayó una intensa nevada. Precisamente estábamos en una gasolinera cuando mas nevaba y nuestro pensamiento fue en salir de aquellas montañas lo antes posible, antes de que la nieve cuajara en la carretera y nos pudiéramos quedar tirados en medio de la nada. Afortunadamente, enseguida dejamos atrás las alturas y la nieve se transformó en lluvia. A partir de Lamia, nuestro rumbo se desvió de la ruta del día anterior. Nos tocó subir nuevamente por escarpadas montañas por carreteras llenas de curvas, en medio de un paisaje completamente desolado, sin apenas pueblos.
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No se aprecia mucho, ¡pero nevaba muchísimo! |
Tras 3 horas de conducción llegamos el pueblo de
Delfos (Delfi), donde íbamos a hacer noche. Es una localidad muy turística, llena de alojamientos para quien planee visitar su famoso yacimiento al día siguiente. Estaba todo Delfos tan lleno de coches que tuvimos que aparcar el nuestro parcialmente en la acera, como hacían muchos. Nuestro alojamiento para aquel día era el
Hotel Athina, un establecimiento sencillo y sin pretensiones. La habitación estaba bastante bien, muy amplia y con algo de mobiliario. Lo peor era el minúsculo lavabo, al igual que las minúsculas toallas que nos dieron para ducharnos (eran de esas de manos). La calefacción no parecía funcionar, y se notaba el frío que empezaba a hacer, aunque extrañamente la recepción del hotel gozaba de una temperatura tropical. El desayuno estaba incluido, y consistía en unas tostadas, un croissant, un par de galletas, zumo, mantequillas y mermelada, todo bastante aceptable. Pese a las deficiencias del hotel, no nos podemos quejar ya que pagamos 25,20 €, y por ese precio no podíamos pretender nada mejor.
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Nuestra habitación |
Tras ducharnos y descansar un poco, salimos a cenar por Delfos. Aunque es un pueblo pequeño, la oferta de restauración es muy amplia. Acabamos en la
Taverna Vakhos, un restaurante un poco mas caro que la media, pero decidimos regalarnos ese capricho. Mientras nos pensábamos que cenar, nos trajeron unas olivas negras de regalo, ya hemos comentado que ese tipo de regalos es normal en los restaurantes griegos. De entrante pedimos un clásico griego,
tzatziki, la típica salsa a base de yogurt griego, pepino y eneldo fresco, junto con queso frito de Parnassos (es la montaña que domina la región), muy similar al saganaki que comimos el día anterior pero con menos sabor. Después pedimos pulpo al vinagre (otro plato típico de la cocina griega) y cordero al limón. Los platos en general eran simplemente aceptables, no nos parecieron estar a la altura de un restaurante que se supone que es de los mejores de Delfos. Lo peor de todo fue el servicio, ¡lentísimo! Tardaron siglos en tomarnos nota, les tuvimos que reclamar hasta tres veces el vino que habíamos pedido, nos trajeron prácticamente juntos los entrantes y los principales y nos ignoraron cuando finalmente pedimos la cuenta. La cena nos salió por 35,10 €, un precio excesivo para lo que habíamos recibido a cambio. No logramos comprender como aquel restaurante era el nº1 según
Tripadvisor en Delfos. ¡Nosotros no recomendaríamos ni poner el pie en él!
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Nuestra cena en Vakhos |
¡Muy buenas!
ResponderEliminarNosotros estamos impactados con la ruta que habéis elegido, nos ha encantado!.
Gracias por compartir esta información con todos nosotros, hemos aprendido mucho con vuestra entrada.
Un abrazo ;)
Hola chicos,
EliminarNos alegramos que os haya gustado el post. Meteora es sin duda uno de los lugares mas especiales de Grecia, y eso que el país tiene unos cuantos! ;)
Saludos
Como me ha gustado recordar Meteora con este post! Es uno de los lugares mas mágicos en los que hemos estado!
ResponderEliminarNi que lo digas! Hay pocos lugares en el mundo que se le puedan comparar. Valió la pena hacer tantos kilómetros para poder ver este lugar tan único.
EliminarSaludos