24 de septiembre de 2015
Aquel día hicimos una de las mejores actividades que se pueden hacer desde Guilin, un crucero en barco por el río Li. Estuvimos medio día disfrutando de los espectaculares paisajes que va atravesando el río. A primera hora de la tarde llegamos a Yangshuo, donde estuvimos dando una vuelta e hicimos noche.
Seguramente alguna vez hayáis visto la típica imagen que se asocia a la China rural: bastas planicies con pequeños pueblos agrícolas salpicadas de imponentes peñascos rocosos redondeados cubiertos de vegetación. Pues este tipo de paisajes existen a pocos kilómetros de Guilin y son fácilmente accesibles. Y una de las mejores formas de descubrirlos es a través de un crucero en barco por el río Li. Por todo Guilin hay mil y una agencias que ofertan el crucero, con pocas diferencias de precio. Nosotros tiramos por lo fácil y lo contratamos a través de nuestro alojamiento, que lo ofrecía por un precio que nos pareció aceptable (380 yuans por persona, unos 53 €). El precio incluye el paseo en barco durante unas 5 h y el almuerzo abordo. A nosotros nos hicieron un pequeño descuento, ya que nos quedábamos a hacer noche en Yangshuo y no regresábamos con el resto del pasaje a Guilin. En principio el crucero es mas caro para los occidentales (unos 150 yuans mas), en teoría por llevar guía en inglés. Pensábamos que el crucero era solo de occidentales, pero después comprobamos que no era así.
Uno de los barcos para turistas que surcan el río Li |
A las 8:15 h nos pasaron a buscar en bus para llevarnos al barco. Casi toda la gente que había dentro del bus eran chinos, así que nos empezamos a oler que nuestro barco no sería solo para occidentales. No tenemos nada contra los chinos, pero en los lugares turísticos son un poco pesados, haciéndose miles de fotos sin importarles si monopolizan los mejores sitios, de manera que nos habíamos hecho ilusiones de “descansar de chinos”. En el bus se presentó la guía, que hacía las explicaciones tanto en chino como en inglés. Tardamos un buen rato en llegar al puerto de donde salían los barcos, como de costumbre el tráfico de Guilin de buena mañana era infernal. El barco era una nave un poco vieja pero cómoda, con dos pisos y unos interiores bastante mejores que lo que presagiaba el exterior. Dentro nos juntamos los pocos occidentales del pasaje: un matrimonio de canadienses de mediana edad y una pareja joven de franceses. Como nosotros, todos se pensaban que en el barco habría solo occidentales y que por eso pagábamos mas que los chinos, de forma que todos nos sentíamos un poco estafados.
Interior de nuestro barco |
Sobre las 9:30 h nos pusimos en marcha, aunque aún tardamos una media hora en llegar a la zona interesante. El barco se empezó a acercar a un estrecho congosto rodeado por los típicos peñascos rocosos cubiertos de frondosos bosques. Al cabo de un rato nos vimos envueltos en esos espectaculares peñascos, rodeados por un entorno completamente salvaje. Los paisajes eran increíbles, y la baja velocidad permitía disfrutarlos con tranquilidad. La lástima fue que la calma que rezumaba el paisaje que atravesábamos contrastaba con el estrés de los chinos de la cubierta: siempre estaban desesperados en conseguir el mejor lugar para hacerse fotos, y no se contentaban con hacerse unas pocas. Además, la parte delantera de la cubierta, el mejor lugar para contemplar las vistas, estaba monopolizado por el fotógrafo oficial del barco, y los chinos enloquecían porque les hicieran una foto de recuerdo. Y para colmo, la megafonía iba haciendo explicaciones solo en chino, y la guía casi no nos explicó nada a los extranjeros. La verdad es que nos agobiamos un poco...
Aún así, intentamos disfrutar del crucero por el río Li, los increíbles paisajes que atravesábamos bien merecían el esfuerzo. A veces pasábamos por llanuras que nos permitían ver la inmensidad de este paisaje tan especial. Otras pasábamos tan cerca de algún peñasco que nos tapaba la luz del sol. También fue lástima que el día no fuera totalmente claro, en el ambiente flotaba una especie de neblina, quizás era a causa del gran bochorno que hacía, era la primera vez que sufríamos el calor de verdad desde que estábamos en China.
Casi sin darnos cuenta llegamos a unos de los sitios mas famosos del trayecto, el Mural de los Nueve Caballos. Es un escarpado acantilado de roca vertical, donde la piedra tiene unas tonalidades claras y oscuras que forman la silueta de 9 caballos. El emplazamiento en si mismo es espectacular, el río pasa justo al lado de uno de los acantilados mas impresionantes. Lo de los nueve caballos cuesta un poco de ver, aunque es verdad que algunos de ellos se ven con claridad. Por cierto, la megafonía china debió avisar que nos aproximábamos a este famoso punto, pero la guía en inglés no nos dijo ni pio, suerte que estábamos en la cubierta y lo pudimos ver.
Mural de los 9 Caballos |
¿Veis los 9 caballos? |
A las 12 h la guía salió de su escondrijo y nos indició que se iba a servir la comida dentro. Era un pequeño buffet libre con comida bastante básica pero buena: fideos, arroz, verduras... Las cosas de “mas de lujo” como son el pollo rebozado y las patatas fritas te las servía una persona, para que la gente no abusara... A media comida la guía nos dijo que estábamos atravesando otro de los lugares emblemáticos, pues está inmortalizado en los billetes de 20 yuans. Maldecimos a la guía y con la comida en la boca salimos rápidamente para contemplar la bella estampa. Fue un buen ejemplo de los espectaculares paisajes que nos estaba regalando aquel crucero.
Paisaje presente en el reverso de los billetes de 20 yuans |
Poco antes de las 14 h llegamos a Yangshuo, el final del crucero. La valoración general que hacemos es positiva, ya que los paisajes que se ven a través del barco son de lo mas espectacular de China. Pero la convivencia con los chinos lo hizo una experiencia a veces estresante y agobiante. Y sobre todo, al final nos dejó la sensación que nos habían engañado, que estábamos pagando mas por recibir lo mismo que los chinos. Nos bajamos del barco y nos despedimos de los canadienses y los franceses, con los que habíamos hecho buenas migas. Casi todo el mundo volvía a Guilin en bus a la noche y solo íbamos a quedarnos en Yangshuo nosotros y unos pocos chinos. Los canadienses y franceses se sorprendieron que no volviéramos a Guilin, pensando que en Yangshuo no había nada que hacer. Nos pareció muy raro, ya que Yangshuo tiene muy buena fama como base para explorar la región. Para entretener a la gente el resto de la tarde se habían organizado diferentes actividades opcionales (que había que pagar aparte), como la típica pesca tradicional con cormoranes (que dudamos mucho que se haga hoy en día, viendo lo putrefacto que bajaba el río Li). Nosotros preferimos gastar el resto de tarde en dar un paseo tranquilo por el pueblo.
Paisajes del río Li |
Nuestro alojamiento para los próximos días en Yangshuo estaba a poca distancia del puerto, y era el Yangshuo River View. En realidad habíamos reservado en un alojamiento mas económico, pero un mes antes Booking nos dijo que no podríamos alojarnos en el sitio que habíamos elegido y que nos devolverían la diferencia (cosa que finalmente cumplieron, ¡un 10 para ellos!). La habitación era amplia (como es costumbre en China), con mobiliario mínimo y un baño pequeño (de esos en que la ducha cae encima del inodoro). Todo era bastante correcto, pero no justificaban los 208 yuans (29 €) que costaba la noche, si no fuera por su magnífica ubicación y por la gran oferta de tours y bicis y motos de alquiler que tenían.
Nuestra habitación |
Después de hacer una pequeña siesta salimos a dar una vuelta por Yangshuo. Esta pequeña ciudad fue uno de los lugares mas turísticos por los que pasamos en todo el viaje. Todos los locales eran tiendas de souvenirs, agencias turísticas o restaurantes. Aunque la afluencia de visitantes era acorde con lo anterior, pasear por sus calles fue agradable ya que el centro es peatonal y está formado por un entramado de casas bajas. Además, de telón de fondo teníamos los escarpados peñascos rocosos que habíamos estado viendo desde el crucero. Nos gustó pasear por allí, aunque lo vimos enseguida. Intentamos subir a uno de sus peñascos para ver las vistas, concretamente el pico Bilian, pero nos encontramos con que los accesos a la montaña estaban cerrados por mantenimiento. Después del paseo fuimos a darnos una ducha al hotel, hacía un calor húmedo muy pegajoso. En la entrada nos encontramos con Dan y Lena, los israelíes con los que habíamos pasado un par de días en los arrozales de Longji, ¡que gracia! Ellos habían llegado a Yangshuo en bus para ahorrarse el dinero del crucero, y nos comentaron que el viaje les había gustado mucho.
Centro de Yangshuo |
Yangshuo |
Al caer la noche fuimos a cenar por el centro de Yangshuo, que era un hervidero de gente y de actividad frenética. Nos apetecía descansar un poco de la cocina china, así que elegimos el Alley Restaurant, un local de cocina italiana. Pedimos una pizza de salami y bacon y tagliatelle a la carbonara, que encontramos excelentes; seguramente es uno de los mejores italianos en los que hemos comido fuera de Italia. La cena nos salió por 135 yuans (18,75 €), un poco caro pero la cocina occidental es un lujo en China y hay que pagarla como tal.
Nuestra cena en Alley Restaurant |
Me encanto la entrada, la verdad que China no solo es la muralla, hay tanta naturaleza y bella Gracias
ResponderEliminarLa Muralla China es increíble, pero el país tiene tantas cosas chulas que con un mes solo se puede ver una pequeña parte. Pensamos volver algún día, sobre todo a las montañas de Sichuan y Yunnan, hemos leído que son espectaculares.
EliminarSaludos