INDONESIA 5: viaje de Yogyakarta a Bromo

31 de julio de 2014 Esta iba a ser una de las jornadas mas pesadas del viaje. Íbamos a iniciar el tour del Bromo y del Ijen, dedicando aquel día solo a recorrer los mas de 400 km que separan Yogyakarta del primer volcán. Lo que tenía que ser un viaje largo y tedioso se convirtió en una peligrosa aventura que por suerte acabó mas o menos bien. El día iba a empezar con lo que algunos calificarían como una locura, pero para nosotros tenía gran importancia. Días atrás habíamos perdido nuestra guía Lonely Planet en Ratu Boko (cerca de Prambanan) y habíamos alquilado una moto con conductor para ir a recuperarla. 31 de julio de 2014
Esta iba a ser una de las jornadas mas pesadas del viaje. Íbamos a iniciar el tour del Bromo y del Ijen, dedicando aquel día solo a recorrer los mas de 400 km que separan Yogyakarta del primer volcán. Lo que tenía que ser un viaje largo y tedioso se convirtió en una peligrosa aventura que por suerte acabó mas o menos bien.

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El día iba a empezar con lo que algunos calificarían como una locura, pero para nosotros tenía gran importancia. Días atrás habíamos perdido nuestra guía Lonely Planet en Ratu Boko (cerca de Prambanan) y habíamos alquilado una moto con conductor para ir a recuperarla. Vendría a las 4:30 de la mañana para poder llegar allí antes de las 6, hora de apertura. Neus iba a ser la encargada de ir y tuvo que levantarse antes de las 4 para estar a punto. Los conductores indonesios son extremadamente puntuales! Su sorpresa fue que en vez de una moto fue un coche, mucho mas cómodo. Como era tan pronto no había nada de tráfico en Yogyakarta y llegó una hora antes de que se abriera Ratu Boko. Por suerte, ya había gente por allí y consiguió que la chica de recepción viniera antes. Habían guardado la guía con todos los papeles que teníamos dentro (que en si no tenían ninguna importancia). Una vez recuperada la guía volvió hacia el hotel en un momento y todavía le dio tiempo a estirarse un rato en la cama. ¡Que bien volverla a tener en nuestras manos! Las 150.000 rupias (10 €) que pagó al conductor nos parecieron muy bien invertidas.
Pero todavía no sabíamos que las aventuras no se habían acabado.... vamos por partes. A las 7 bajamos a desayunar, por suerte en el Aloha Hotel cada día variaban un poco el desayuno y así, si llevabas muchos días allí, no se hacía aburrido. Pagamos la habitación, nos despedimos de los propietarios (que nos habían ayudado tanto) y esperamos a que nos pasaran a recoger los del tour del Bromo, en teoría a las 8 h. Pero el tiempo fue pasando, y por allí no aparecía nadie. Después de esperar casi una hora les pedimos a los del hotel que llamaran a la oficina del tour para ver qué pasaba. Pero uno de los teléfonos que tenía impreso nuestro ticket no existía y el otro no contestaba. Buscamos el nombre de la agencia que aparecía en nuestro ticket por internet para ver si había algún error, pero no aparecía en ninguna parte, no existía! Empezamos a preocuparnos de verdad. Dependíamos de ese tour para continuar nuestro viaje hacia Java oriental y en última instancia Bali.
A las 9:30 decidimos que alguien fuera a la oficina del tour para ver qué pasaba, y nuevamente le tocó ir a Neus (es la que tiene mejor inglés de los dos). Los del hotel nos consiguieron una moto con conductor por 60.000 rupias y Neus se plantó en un plis en la oficina del tour. Allí se sorprendieron de verla y la informaron lacónicamente que el minibus que nos tenía que recoger iba con mucho retraso, pero que estaba en camino. Neus les enseñó el ticket para decirles que habíamos llamado sin tener respuesta, pero ellos se limitaron a decir que el comprobante era de la anterior empresa, y que hacía poco habían cambiado de nombre, de dirección y, por tanto, de teléfonos. Era indignante, parecía que para ahorrar papel habían seguido usando los comprobantes de la anterior empresa.
A Neus le dijeron que no hacía falta que volviera al hotel, que el minibus tenía que pasar igualmente por la oficina a recoger a mas gente. Sobre las 10:30 el minibús finalmente llegó al hotel y recogió a David y el equipaje. La oficina quedaba a la otra punta de la ciudad y a aquella hora cientos de indonesios se habían echado a la calle con sus vehículos para aprovechar otro día festivo. El centro de Yogyakarta se convirtió en una trampa de tráfico. Después de recoger a algunas personas y de pasarse una hora y media avanzando a duras penas, el minibús llegó a la oficina. Al final todo había ido bien, pero nuestro tour empezó a las 12 h, con 4 horas de retraso.
El minibús en el que haríamos el viaje
Nos esperaba un largo viaje por delante, pero por suerte el minibús era bastante cómodo. Además de nosotros, iban en el tour tres chicas francesas, una familia de tres también francesa, cuatro chicas vascas y una pareja de eslovenos. Fue un trayecto pesado por la gran cantidad de horas que estuvimos metidos allí dentro y también por que no hicimos ninguna parada. Ni para comer! Suponemos que no querían perder tiempo al haber salido con tanto retraso. Al poco de haber atravesado Surakarta la carretera empezó a colapsarse de tráfico hasta el punto de estar casi todo el rato parados. Miles de indonesios se habían lanzado a una carretera que aquí no pasaría de ser una comarcal. Iban pasando las horas y avanzábamos muy lentamente. Y finalmente se nos hizo de noche. Nosotros y las vascas íbamos intentando averiguar por donde estábamos, mirando los carteles de los pueblos y el gps. Por que al conductor no se le podía preguntar nada ya que no sabía inglés y no hacía ningún esfuerzo por comunicarse con los demás.
Hacia las 19 h, las francesas ya no pudieron mas y propusieron parar para ir al lavabo (ellas habían sido las primeras de subirse en el minibús, a las 10 h). Pero como el conductor no reaccionaba a la palabra “toilet”, decidieron buscar como se decía en indonesio y empezaron a corearla. Finalmente el conductor paró en un restaurante de carretera (llamado Icha Orient Tarsan) y sin decirnos nada entró en él. Pensábamos que era solo una parada corta para hacer nuestras necesidades, así que fuimos todos raudos al lavabo. Todo el mundo compró algo de comida envasada allí, ya que nadie sabía si íbamos a volver a parar a cenar. Esperamos a que el conductor volviera al minibús, pero nadie sabía donde estaba. Hasta que uno de los encargados del restaurante (que sí que hablaba inglés) nos dijo que el conductor estaba cenando en un comedor interior. ¡Flipamos en colores! ¡Ya nos podía haber avisado que la parada también era para cenar! Parecía que lo teníamos que sobreentender. Así que todos nos pusimos a cenar (apresuradamente, por que nadie sabía cuanto tiempo teníamos). Nosotros pedimos ayam goreng (pollo frito) y mie goreng (fideos fritos con especias y verduras). Para ser un restaurante de carretera la comida estaba muy buena, sobre todo el pollo, mucho mas jugoso que el que comimos en Malioboro días atrás. La cena nos costó 69.300 rupias (unos 4 €).
En el rest. Icha Orient Tarsan (los de la izq. son la familia francesa)
Nuestra cena: mie goreng (izq.) y ayam goreng (dcha.)
Sin mediar palabra, el conductor salió del restaurante y se metió en el minibús para esperarnos. Reanudamos la marcha en medio de un atasco monumental, parecía que cada vez era peor. Un par de horas después empezamos a notar que el conductor se iba quedando dormido al volante. En principio no fue una situación peligrosa, por que estábamos casi todo el tiempo parados en la caravana. Pero había que despertarle para que avanzara cuando el coche de delante se movía. Al cabo de un rato el conductor se paró en el arcén sin decirnos nada y salió del coche; no sabíamos que pasaba, pero nos preocupamos al verle vomitar. Parecía que algo de la cena le había sentado mal. Salimos unos cuantos del minibús para intentar preguntarle como estaba, pero él parecía que quería proseguir. Continuamos la marcha pero un rato después volvió a parar para vomitar otra vez. Era evidente que no estaba en condiciones de conducir. Se tumbó a dormir en una especie de cobertizo que había cerca de la carretera. Todos los pasajeros nos reunimos fuera del minibús para formar un comité de crisis y decidir qué hacer. Neus se ofreció a conducirlo, total solo había que ir en caravana; ella tenía el carnet de conducir internacional, aunque no sabemos si le serviría para conducir un vehículo tan grande. Pero había gente que no lo veía claro, podía ser peligroso. Después de dormir media hora, el conductor parecía que estaba mejor y proseguimos nuestro camino.
La monumental caravana desde el restaurante donde cenamos
Cuando dejamos atrás el desvío hacia Surabaya, la caravana desapareció y pudimos avanzar con fluidez. Pero los problemas de salud del conductor no habían acabado. Las chicas vascas, que iban sentadas a su lado, avisaron que volvía a estar mal e incluso tenía espasmos. Tuvimos que hacerle parar para que le diera el aire fuera del minibús. En la última hora de viaje tuvimos que parar cada 10 minutos por que al conductor le entraban los espasmos. El pobre debió pasarlo fatal.
A duras penas conseguimos llegar a Probolinggo cuando ya empezaba a amanecer. Estaba claro que no íbamos a llegar al Bromo a tiempo para ver la salida del sol. Al menos, en Probolinggo nos cambiaron de vehículo y de conductor, un alivio para nosotros y un descanso para el pobre conductor. Finalmente llegamos a las 6 h de la mañana (del día siguiente) al pueblo del Bromo, Cemoro Lawang. Habíamos tardado mas de 18 horas en hacer aquel accidentado viaje.
Allí nos distribuyeron a todos en función del hotel que habíamos elegido. Como nosotros escogimos el mas barato, nos dejaron en el Hotel Sion View. Junto con la pareja de franceses, allí coincidimos con una pareja de italianos y con Raffaele, un chico también italiano que viajaba solo y con el que coincidiríamos en varios momentos del viaje. Nos habían dejado en la recepción del hotel sin mas información, todos pensamos que inmediatamente iríamos a ver el Bromo. Pero en vez de eso nos dieron las llaves de las habitaciones. Nadie quería usarlas para que nos devolvieran el dinero, ya que no teníamos tiempo para dormir. Además no querían llevarnos al mirador porque decían que estaría nublado. Después de mucho protestar conseguimos que nos llevaran a las 8 h. Antes nos obligaron a coger las habitaciones y fuimos a dejar las mochilas y a cambiarnos. La que nos tocó a nosotros no podía ser más infecta, había suciedad y dejadez por todos lados. Todo era viejo, la pintura de las paredes se caía a trozos, el lavabo olía fatal... Suerte que no íbamos a estar allí mucho tiempo.
Nuestra habitación (la foto no hace justicia a lo cutre que era...)

4 comentarios:

  1. Juas! Vaya tela con la aventura! U.U
    Que horror de día y de trayecto...

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    1. Si, ese dia hubo poca visita pero muchas emociones y aventuras. Para una vez que vamos en un tour organizado... XD

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  2. Bufff... vaya aventura... A nosotros el personal de nuestro hotel en Yogya nos advirtió que en esos días podíamos tardar hasta 24 horas en llegar a Bromo! Nos recomendó que si la visita a Bromo no era imprescindible, tomásemos un vuelo a Bali, y como nos alegro hacerlo! Habríamos perdido más de un día entre ir de Yogya a Bromo y de Bromo a Ubud.

    Aunque teníamos muchas ganas, veremos el Bromo en nuestra siguiente visita a Indonesia, que seguro que repetimos! Y que no sea fin del Ramadán...

    A todo esto, pobre conductor...

    Pd: la habitación en la foto no se ve tan mal!

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    1. Si, a nosotros también nos avisaron que con las retenciones el viaje podía durar mas, pero no nos pensábamos que llegara a tanto. El problema fue que salimos con 4 horas de retraso y tambien los problemas del conductor. Sin estos dos contratiempos extras quizás hubiéramos llegado incluso con tiempo de dormir unas horas
      La fotos no refleja lo cutre que era la habitación, pero no teníamos ninguna mas :P

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