IRLANDA 4: Calzada del Gigante y Derry

Nuestro segundo día en Irlanda del Norte serviría para maravillarnos con los paisajes costeros del puente colgante de Carrick-a-rede y de la Calzada del Gigante. Por la tarde visitaríamos la ciudad de Derry-Londonderry, donde la historia del conflicto norirlandés es más latente que en ningún otro sitio. Poco después de las 7 de la mañana fuimos a tomar el desayuno del Hotel Etap de Belfast. Era bastante pobre, nada que ver con el full irish breakfast de los anteriores días; era un buffet con pastas, cereales, mermeladas, queso y jamón. Enseguida nos pusimos en marcha y atravesamos la maraña de carreteras de los alrededores de Belfast.
13 de abril de 2014
Nuestro segundo día en Irlanda del Norte serviría para maravillarnos con los paisajes costeros del puente colgante de Carrick-a-rede y de la Calzada del Gigante. Por la tarde visitaríamos la ciudad de Derry-Londonderry, donde la historia del conflicto norirlandés es más latente que en ningún otro sitio.

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Poco después de las 7 de la mañana fuimos a tomar el desayuno del Hotel Etap de Belfast. Era bastante pobre, nada que ver con el full irish breakfast de los anteriores días; era un buffet con pastas, cereales, mermeladas, queso y jamón. Enseguida nos pusimos en marcha y atravesamos la maraña de carreteras de los alrededores de Belfast. Nuestro primer objetivo del día era el puente colgante de Carrick-a-rede, al que se accede tras pagar 5,60 libras. El paisaje de toda la zona era bonito: escarpados acantilados a un lado y praderas azotadas por el viento al otro. El susodicho puente está a 1 km de la entrada, y el camino que lleva a él es agradable y no tiene ningún problema. El puente conecta tierra firme con una pequeña isla, salvando un precipicio de 25 m. En sus extremos había unos empleados que se encargan de evitar aglomeraciones y de que el paso de personas fuera ordenado. Había un gran grupo de turistas orientales que en aquellos momentos monopolizaba el paso por el puente, así que nos tuvimos que esperar unos minutos. Eso nos hizo pensar en lo que debía ser Carrick-a-rede en pleno mes de agosto...


Carrick-a-rede rope bridge
Finalmente llegó nuestro turno de cruzar Carrick-a-rede! Nos aconsejaron agarrarnos con las manos a las cuerdas para cruzar, ya que en el puente hacía una ventolera terrible. Su paso fue emocionante, se iba balanceando moderadamente con nuestros pasos (nos lo imaginábamos peor). En un santiamén estuvimos al otro lado, en la islita. Hay que decir que en ella no hay absolutamente nada que ver ni que hacer, ya que el camino que proviene del puente se acaba enseguida. De forma que en unos pocos minutos iniciamos el trayecto de vuelta por el puente. En general Carrick-a-rede nos gustó, los acantilados en los que está enclavado son bonitos, pero el puente en si no tiene mucha gracia, a parte del morbo del precipicio. Estuvimos allí mas o menos 1 hora y media.
Cruzando el puente colgante
Al otro lado del puente
A continuación nos dirigimos hacia uno de los puntos mas importantes de nuestro viaje, la Calzada del Gigante o Giant’s Causaway. Este espectacular tramo de costa con miles de columnas hexagonales de basalto, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, fue una de las razones que nos hizo prolongar nuestra ruta por Irlanda del Norte. Aparcamos el coche en el parking del centro de visitantes, donde pagamos 8 libras por persona. La entrada incluía una audioguía que explica la geología de la Calzada del Gigante y la curiosa leyenda irlandesa que narra la formación de las columnas: se dice que en Irlanda vivía un gigante llamado Finn MacCool, que se llevaba fatal con otro llamado Benandonner que vivía al otro lado del mar, en Escocia. Finn, deseoso de medir su fuerza con Benandonner, construyó una calzada de piedra hasta Escocia. Pero cuando estaba llegando a su destino y vio al gigante escocés, se dio cuenta que éste era demasiado grande y fuerte para él. Así que huyó a su casa donde se visitó como un bebé y se escondió en una cuna. Benandonner le persiguió hasta su casa, y cuando vio al bebé, se dijo “si el bebé es tan grande, como debe ser el padre!”. Y huyó aterrorizado a Escocia, destruyendo la calzada para que Finn no le persiguiera.
Giant's Causaway
Un sendero asfaltado parte del centro de visitantes hacia la Calzada del Gigante. Pagando un plus se puede ir en un minibus hasta ella, pero el trayecto caminando es corto (1 km) y agradable, por un tramo de acantilados oscuros por su roca volcánica. Una de las rocas, situada en medio de una bahía, tiene el nombre de El Camello por sus dos protuberancias (¿un camello en Irlanda?). Un poco más adelante llegamos hasta la Calzada del Gigante propiamente dicha, con sus oscuras columnas de basalto. La zona era muy bonita, las columnas parecían emerger del mar y éste las azotaba incesantemente. El color del basalto y el del mar nos regalaban un bonito contraste de colores. Estuvimos paseando un rato entre las columnas y las decenas de turistas que había (en verano no sabemos lo que debe ser). El sitio en si no es grande, pero se presta a estar deambulando sin rumbo por allí.




Calzada del Gigante
El sendero continua en dirección este hasta una curiosa roca erosionada por el mar. Según la leyenda, es la bota que Benandonner se dejó tras su precipitada huida a Escocia. Por el tamaño que tiene la bota, el gigante debía ser realmente grande! Un poco más adelante el sendero asciende por la montaña hasta un afloramiento vertical de columnas de basalto, según algunos era el órgano del gigante Finn. El sendero sigue hasta un mirador donde se podía ver un bonito pináculo de columnas de basalto que corona un acantilado y que ya se divisaba desde la Calzada del Gigante.
La bota de Benandonner
Acantilado con el pináculo
El órgano de Finn
Para regresar al centro de visitantes se puede volver por el mismo camino o hacer como nosotros, tomar un sendero que sube por la montaña y que sigue por encima del acantilado hasta el mismo punto. Hay que subir un empinado tramo de escaleras y salvar casi 100 m de desnivel. Fue agotador, pero tuvo su recompensa en forma de fantásticas vistas de la zona. En total le dedicamos unas dos horas a la Calzada del Gigante, que nos pareció chulo aunque no tan espectacular como nos pensábamos. Hay que decir que nosotros ya habíamos visto este tipo de paisajes varias veces a lo largo de nuestro viaje a Islandia y eso hizo que la Calzada del Gigante no nos impresionara tanto. Pero para quien no haya visto nunca este fenómeno geológico, es totalmente recomendable.
Subiendo por el acantilado
Vistas desde el acantilado
A pocos kilómetros de la Calzada del Gigante paramos a ver el Castillo de Dunluce, construido en el siglo XIII. Este castillo está totalmente en ruinas, y como tampoco íbamos muy bien de tiempo decidimos no visitarlo. Nos daba la sensación que lo mejor de Dunluce era lo espectacular de su ubicación, directamente en un acantilado rocoso, no el castillo en si. Como era mediodía, nos hicimos unos bocadillos con comida que habíamos comprado en un super de Belfast, pero nos los tuvimos que comer dentro del coche, por el viento y frío que hacia en Dunluce.
Castillo de Dunluce
La tarde la íbamos a dedicar a visitar la ciudad de Derry/Londonderry, donde además hicimos noche. Su nombre es fuente de problemas, ya que para los británicos y los norirlandeses protestantes éste es Londonderry, y así aparece en la toponimia oficial. En cambio, los católicos republicanos se refieren a su ciudad como Derry, que era el nombre que tenía el lugar antes de la colonización británica del Ulster cientos de años atrás. Ya se ve que aquí, al igual que en Belfast, el conflicto entre las comunidades unionistas protestantes y republicanas católicas está bien presente, y nos atreveríamos a decir que más incluso. Ambas comunidades tienen poderosos símbolos de su identidad a muy poca distancia entre ellos. Para los unionistas es sin duda la ciudadela amurallada, en la que los protestantes aguantaron un asedio de más de 100 días por parte del rey católico Jacobo II por allá en el siglo XVII (de ahí viene el lema unionista “No surrender”). A los pies de la ciudadela se halla el barrio de Bogside, profundamente católico, en el que tuvieron lugar muchas manifestaciones en favor de la reunificación de la isla y donde ocurrieron los trágicos sucesos del “Bloody Sunday”, que comentaremos después.
Antes de visitar Derry fuimos a nuestro alojamiento a hacer el check-in y a aparcar el coche. Era el Dolce Vita un hostal sencillo ubicado en la casa particular de una pareja local. Nuestra habitación tenía lo justo, aunque como el resto de la casa era algo cutre. Al lado de la cama había un compartimento con una caldera de agua que era un pozo de mugre, y lo peor era que estaba tapada por una puerta que no cerraba bien, con lo que cada dos por tres teníamos que ver la mierda que había allí acumulada. El baño era compartido, e igualmente cutre, lleno de mobiliario que se caía a trozos y de picaportes que no funcionaban. El desayuno estaba incluido, pero te lo tenías que hacer tu mismo con los ingredientes que tenían. Contado así, no habría ninguna razón para ir a este hostal, de no ser por dos factores. Primero e importante, el precio, 40 libras (unos 50 euros), barato para tratarse de Derry. Y segundo, su ubicación, a 10 minutos caminando del centro y con la posibilidad de aparcar en la calle de forma gratuita.
Nuestra habitación en el Dolce Vita
Empezamos la visita de Derry por el barrio católico de Bogside y por una de sus principales atracciones, sus murales republicanos. Son similares en cuanto a temática a los que vimos en Belfast, pero nos parecieron en general mucho más explícitos. Empezamos por la llamada “People’s Gallery”, un conjunto de murales pintados por tres artistas locales con temáticas pacifistas y reivindicativas.
People's Gallery
Aunque los murales más interesantes e impactantes están en Free Derry Corner, llamado así por que se autoproclamó como zona autónoma a finales de los 60. Un sencillo monumento conmemoraba el Bloody Sunday o Domingo Sangriento, uno de los hechos más trágicos ocurridos en Derry: en el punto exacto del monumento, el ejército británico abrió fuego contra una manifestación de civiles, matando a 14 personas inocentes. Como en otros lugares de la zona, había un plafón explicativo breve y muy interesante que explicaba toda la historia (casi se podía visitar todo este barrio sin necesidad de guía). La matanza fue un punto de inflexión en el conflicto norirlandés y se hicieron manifestaciones de apoyo en todo el mundo (el grupo irlandés U2 compuso una famosa canción con el mismo nombre). Muy cerca había otro monumento en forma de H que recordaba los 10 muertos de la huelga de hambre de prisioneros del IRA en los años 80 (el más famoso de todos ellos fue Bobby Sands, nombrado diputado del Sinn Féin antes de entrar a la cárcel). El simbolismo de todo el barrio era impresionante. Aunque el principal símbolo no lo pudimos ver: el mural donde estaba escrito “You are now entering in free Derry”, pintado sobre los restos de una fachada de una casa y que el gobierno británico borraba cada vez que se pintaba (no sabemos si fue nuestro caso).
Memorial al Bloody Sunday
Monumento de la huelga de hambre de prisioneros del IRA
Alrededor de Free Derry Corner pudimos ver los murales más interesantes, cada uno de ellos tenía un pequeño cartel donde explicaba su significado. También eran los más impactantes, en ellos se mostraban diferentes aspectos del conflicto norirlandés, la mayoría trágicos: una niña muerta por una bala perdida durante un tiroteo entre el ejército británico y el IRA, manifestantes llevándose a una víctima del “Bloody Sunday”, un manifestante con una máscara de gas dispuesto a lanzar un cóctel molotov... Aquello era el conflicto norirlandés en estado puro!
Manifestantes con el cartel de "You are now entering..." al fondo
Manifestante con cóctel molotov
Manifestantes se llevan un herido durante el Bloody Sunday, bajo la mirada de un soldado británico
La visita al Bogside nos gustó mucho, más que la zona republicana de West Belfast, aunque en gran parte por los plafones con los que aprendimos la historia de cada monumento y de cada mural (cosa que no había en Belfast). Una corta rampa comunica el Bogside católico con la ciudadela amurallada, símbolo de los unionistas. Las murallas medievales de Derry son una de las pocas que se conservan de todas las ciudades irlandesas. El interior nos decepcionó un poco, pensábamos encontrar un casco histórico antiguo, pero la verdad es que todos los edificios nos parecieron muy modernos. La única excepción fue la catedral de St. Columbus, la primera de culto protestante en Irlanda (siglo XVII). Lástima que la encontráramos cerrada. El otro lugar interesante de la ciudadela es el Double Bastion, un bastión de las murallas con unas vistas fantásticas de Bogside (incluso se veían alguno de sus murales!); con sus cañones, el gobierno británico bombardeaba el barrio republicano cada vez que había alguna revuelta.
Murallas de Derry
Vista de Bogside desde el Double Bastion
Shipquay St., una de las calles más agradables de la ciudadela
St. Columbus Cathedral
Por una de las puertas del sur salimos de la ciudadela y entramos en el barrio de The Fountain. No nos hizo falta consultar la guía para saber que estábamos en un barrio unionista: todas las farolas, bordillos y demás estaban pintados con los colores de la bandera británica. Incluso había banderas británicas pintadas aquí y allá y graffitis con el lema “No surrender” en muchos sitios. No era una versión unionista del Bogside, ya que apenas había murales, pero percibimos inmediatamente su identidad. Fue muy interesante el contraste entre los dos lugares.
The Fountain, con los colores de la bandera británica por doquier
Mural en The Fountain, con el lema unionista "No surrender". También es curiosa la frase "still under siege"
Volvimos a la ciudadela para recorrerla hasta su entrada principal, en su parte noreste. Allí, y fuera de ella, estaba el curioso edificio neogótico del Guildhall. Allí es donde se reunió la comisión que durante más de 10 años estudió los hechos del Bloody Sunday para depurar responsabilidades. Las conclusiones vieron la luz hace pocos años, y dieron la razón a la comunidad católica: se demostró que el ejército británico disparó sobre manifestantes desarmados, aunque nunca se averiguó quien dio las órdenes para que dispararan...
Guildhall
Shipquay Place, al lado del Guildhall
La visita de Derry nos gustó mucho, sobre todo por su vertiente del conflicto norirlandés. Al igual que en Belfast, aquí no hay que buscar un casco histórico con edificios antiguos. Hicimos toda esta visita en algo más de dos horas. Tras dar ésta por acabada fuimos a buscar un sitio para cenar. El día anterior habíamos cenado de fast food, así que este día nos apetecía ir a algún restaurante. Como en muchas otras ciudades irlandesas, la mayoría de restaurantes nos parecieron muy caros. Acabamos en el Flaming Jack’s, que parecía tener un precio medio. Pedimos un combinado de carne con costillas y bacalao a la romana, a parte de un par de pintas para beber. Las dos cosas estaban buenas, pero tampoco eran la bomba, ya que la carne flotaba en un mar de salsa y el pescado era poco contundente. Junto con una porción de un buen pastel de chocolate, todo nos costó 40,25 libras (unos 50 €).
Nuestra cena en Flaming Jack's

2 comentarios:

  1. Me encanta los paisajes que habéis mostrado y la historia de Derry (aunque sea triste). Uno smurales muy bonitos!
    Por esa zona del norte hay varias localizaciones de juego de tronos...así que a ver si caigo un día por ahí ;)
    un abrazo!

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    1. Si, sus paisajes son muy bonitos, muy "irlandeses". Lástima que no le pudiéramos dedicar algo mas de tiempo a Irlanda del Norte...
      Un abrazo

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