BERLÍN 3: Kreuzberg, Potsdamer Platz & Kurfürstendamm

11 de enero de 2014 Aquel día pateamos de lo lindo! Atravesamos de este a oeste el popular barrio de Kreuzberg, donde visitamos el Museo Judío, el Checkpoint Charlie y la Topografía del Terror. Luego paseamos por el moderno barrio de Potsdamer Platz, por los museos de Kulturforum y por las embajadas de Diplomatenviertel. Acabamos el día en la animada zona comercial de Kurfürstendamm. Un día la mar de intenso! Aquel día nos costó levantarnos y no logramos ir a desayunar hasta las 8 (tarde, si queríamos aprovechar al máximo las pocas horas de sol). Nos dirigimos al metro y compramos el pack de 4 billetes sencillos de zonas AB por 8,80 €.
11 de enero de 2014
Aquel día pateamos de lo lindo! Atravesamos de este a oeste el popular barrio de Kreuzberg, donde visitamos el Museo Judío, el Checkpoint Charlie y la Topografía del Terror. Luego paseamos por el moderno barrio de Potsdamer Platz, por los museos de Kulturforum y por las embajadas de Diplomatenviertel. Acabamos el día en la animada zona comercial de Kurfürstendamm. Un día la mar de intenso!

Aquel día nos costó levantarnos y no logramos ir a desayunar hasta las 8 (tarde, si queríamos aprovechar al máximo las pocas horas de sol). Nos dirigimos al metro y compramos el pack de 4 billetes sencillos de zonas AB por 8,80 €. Dudábamos si comprar el Tageskarte, pero este bono diario solo se amortiza si se hacen al menos tres viajes en un día (nosotros haríamos dos como mucho). Empezamos la visita por Kreuzberg este, un popular barrio que ha sido colonizado el los últimos años por bohemios, hippies, punks... y por una gran comunidad turca. Nuestra idea era ir en metro a Görlitzer Bahnhof y desde allí recorrer el barrio en dirección oeste. Empezamos paseando por Oranienstraße, una de las calles principales de la parte este del barrio. Las casas que la rodeaban eran mas o menos bajas, lo que le restaba un poco el aspecto opresivo que suelen tener las grandes ciudades. La mayoría de persianas de comercios, puertas y paredes estaban cubiertas de graffitis, que tenían mas de vandálicos que de artísticos. Eso le daba a la zona una apariencia de dejadez y de suciedad (no nos gustaría encontrarnos por estas calles de noche). Las tiendas que salpicaban la calle estaban regentadas la mayoría por turcos, ya que incluso los carteles estaban escritos en turco. Por eso se le llama a este barrio la “pequeña Estambul”.
Oranienstraße
Oranienstraße esquina Mariannenstraße 
Nos desviamos un poco de la calle para ir a la Mariannenplatz donde está la famosa Künstlerhaus Bethanien, la casa de artistas de Betania. Es un importante centro cultural que es todo un referente en la ciudad, y que ocupa un antiguo hospital del siglo XIX. Era muy pronto por la mañana y no se veía ni un alma por allí, a parte de gente paseando sus perros por el parque. En él también se encontraba la bonita iglesia de Sankt Thomas, del siglo XIX.
Künstlerhaus Bethanien, que alberga los artistas de Betania 
Luego fuimos paseando en dirección oeste por el Böcklerpark, un bonito y tranquilo parque que discurre paralelo a un canal que va a parar al río Spree. Una de sus partes más interesantes es la de Planufer, una corta calle paralela al canal con elegantes casas señoriales. Aquella zona ya se podía considerar Kreuzberg oeste, completamente diferente a la parte este, mucho más burguesa y acomodada, sin restos de cultura alternativa.
Planufer
Böcklerpark
Tras más de media hora por el Böcklerpark (quizás podríamos haber cogido el metro...) nos desviamos hacia el norte para ir al Museo Judío o Jüdisches Museum. Este museo es un interesante recorrido por los 2.000 años de historia de los judíos en Alemania. Y esto es lo que más nos gustó, que no se centraba en la parte del Holocausto como otros museos. Además, para los amantes de la arquitectura su edificio está lleno de simbolismo. Se empieza el recorrido por el sótano, donde unos pasillos inclinados representan los ejes de la historia judía: el exilio y el holocausto pasados y la continuidad hacia el futuro. Tras este se accede a las diferentes plantas de la exposición permanente, que se van recorriendo de forma cronológica. En ellos hay diferentes objetos originales, fotografías y material gráfico que va explicando la historia de los judíos alemanes. El Museo Judío nos gustó, aunque le dedicamos menos tiempo del que se merecía, sólo una hora y media.
Fachada del Museo Judío
sótano del museo
Después fuimos a uno de los lugares más concurridos de Kreuzberg, el Checkpoint Charlie. Se trata de uno de los tres puntos fronterizos que tenía el muro de Berlín para comunicar los sectores soviético y aliado (en el caso de Charlie, sector norteamericano). Tenemos que decir que fue el lugar donde más turistas nos encontramos en nuestro viaje, había gente por todas partes, aunque también ayudaba que el lugar fuera pequeño. Actualmente solo queda un puesto de guardia y los carteles en ruso e inglés que informaban que se entraba o salía del sector correspondiente. Una de las cosas que más nos atrajo fue entrar en contacto por primera vez en el viaje con el muro de Berlín: había un trozo original desplazado unos pocos metros de su ubicación original. También se podía ver en el asfalto de las calles y en las aceras el recorrido del muro, que estaba marcado con unos adoquines en el suelo. Es un sitio imprescindible de ver por su simbolismo.
Checkpoint Charlie
cartel de salida del sector norteamericano
Checkpoint Charlie
muro de Berlín en el Checkpoint Charlie
testimonio del recorrido del muro
coches Trabi, los únicos que se usaban en la RDA
Alrededor de Checkpoint Charlie había varios puestos de comida rápida que nos abrieron el apetito. Un par de ellos ofrecían uno de los clásicos del fast-food berlinés, la currywrust. Se trata de una salchicha asada tipo bratwrust con salsa de kétchup y curry espolvoreado por encima. No nos pudimos resistir la tentación de pedir un par! Como suele ser habitual, las pedimos acompañadas de patatas fritas. La currywrust estaba muy buena, la combinación de sabores de la salchicha y el curry es todo un puntazo. Todo nos costó 5,60 €.
comiendo nuestras currywrust
A poca distancia del Checkpoint Charlie visitamos uno de los lugares más interesantes de aquel día, la Topographie des Terrors o Topografía del Terror. Podríamos decir que está formado por un “sitio arqueológico” y un museo. Empezamos por el primero, donde los historiadores desenterraron los restos de algunos de los edificios más importantes del aparato del tercer reich, como la sede de la Gestapo o de las SS. Tan solo quedaban los cimientos y la parte basal de algunas habitaciones, pero aún así el sitio era muy interesante: estábamos delante del lugar desde donde los nazis habían dirigido su política de terror contra el mundo, incluyendo sus propios conciudadanos. Al lado de estos restos también se conservaba un tramo bastante largo del muro de Berlín, era la primera vez que veíamos un tramo de esa extensión. Al otro lado de la calle había un moderno edificio que había sido sede de la Luftwaffe (fuerzas aéreas nazis), que paradójicamente hoy en día alberga el ministerio de economía alemán (se podrían hacer muchos comentarios de actualidad política al respecto...).
muro de Berlín en la Topographie des Terrors
agujero en el muro, con la antigua sede de la Luftwaffe al fondo
cimientos de la sede de la Gestapo
La otra parte de la Topographie des Terrors es el museo, que alberga una exposición permanente principalmente de fotografías que documentan la historia del terror perpetrado por los nazis. Es muy recomendable e interesante! Explica cómo se fue gestando la ideología nacionalsocialista, como logró ésta extenderse por todo Alemania (e incluso fuera de sus fronteras), cuáles eran sus máximos responsables, los diferentes cuerpos del Reich para extender su terror (la Gestapo, las SS, la SA o camisas pardas…), la represión ejercida sobre diferentes colectivos (judíos, gitanos, homosexuales, socialistas, discapacitados…), etc. Allí no se obviaba ningún detalle, por escabroso que fuera. Nos estuvimos un buen rato empapándonos de esta parte tan triste de la historia alemana, todo lo que se explicaba allí nos interesó mucho.
fotos en el museo de la Topographie des Terrors
Abandonamos Kreuzberg oeste y fuimos hasta Potsdamer Platz, una de las zonas más modernas de la ciudad. De repente parecía que estábamos en Nueva York, rodeados de rascacielos de vidrio y acero. Aquel barrio era completamente diferente a lo que habíamos visto hasta entonces. Se notaba que aquella zona había quedado en el lado aliado, quienes se apresuraron a reconstruirla con los más modernos edificios. Uno de los más singulares es el Sony Center, un centro comercial con una curiosa cúpula que protege sus cines, tiendas y restaurantes. Luego dimos una vuelta por el barrio Daimler Chrysler, una de las primeras zonas en edificarse en los años 90. Aunque en si no es un lugar muy espectacular, el paseo estuvo bien, fue como estar en un barrio futurista digno de una película de ciencia ficción.
Potsdamer Platz
Sony Center
barrio Daimler Chrysler
torres Rogers, Potsdamer Platz
Seguimos nuestro paseo hacia el oeste y seguidamente llegamos a otro barrio nuevo, el Kulturforum. Alberga varios museos e importantes centros culturales de la ciudad. Fue erigido como centro cultural de Berlín occidental tras la construcción del muro, ya que muchos de los museos berlineses habían quedado en la parte oriental. No entraba en nuestros planes entrar en ninguno de los museos, ya que no somos precisamente apasionados del arte. El edificio que visualmente nos llamó más la atención fue la Philarmonie, sede de su famosa orquesta.
Philarmonie, con la Potsdamer Platz al fondo
El siguiente barrio también es más o menos reciente, es el Diplomatenviertel (Botschaftsviertel) o distrito diplomático. Como su nombre indica, alberga embajadas de muchos países que se construyeron tras la reunificación del país. Allí todo era a lo grande: las embajadas ocupaban enormes edificios diseñados por los más prestigiosos arquitectos. Parecía que no habían escatimado en gastos, en una especie de competición para ver quien tenía la mejor sede. Y en un extremo del barrio, como vigilando las embajadas, vimos el edificio de la CDU, el partido de la actual canciller Angela Merkel.
Diplomatenviertel, embajada de Austria
sede de la CDU
Un poco más adelante volvimos a la “civilización”, dejamos atrás los barrios modernos y llegamos nuevamente a una zona residencial, el barrio de Charlottenburg. Con las últimas luces del día fuimos hasta la Kaiser-Wilhelm-Gedächtnis-Kirche o Iglesia del Recuerdo. Fue una iglesia construida en el siglo XIX que tenía la torre más alta de Berlín en su tiempo, pero que fue parcialmente destruida tras la guerra. Sus ruinas no se demolieron ni se reconstruyeron para que sirviera de memorial. Se construyó un nuevo campanario y una capilla de piezas de vidrio azul que llaman mucho la atención, sobre todo en contraste con las ruinas originales que quedan. Pudimos entrar en una especie de antesala del edificio original, que habían adornado con bonitos mosaicos en el techo. También había una interesante y pequeña exposición que enseñaba fotos de cómo había quedado la iglesia tras los bombardeos y su posterior reconstrucción.
Kaiser-Wilhelm-Gedächtnis-Kirche
Kaiser-Wilhelm-Gedächtnis-Kirche, decoración de mosaicos
Eran las 5 de la tarde y no habíamos parado de caminar en todo el día para aprovechar las horas de sol. Estábamos muertos! Fuimos hasta el cercano Europa Center, uno de los enormes centros comerciales de la zona, para descansar tomándonos algo caliente (café con leche y chocolate, 4,25 €). Tras rehacernos un poco salimos a continuar paseando por la zona. Lo hicimos por Kurfürstendamm, una de las zonas comerciales más animadas de esta parte de la ciudad. A aquella hora de la tarde las tiendas estaban en plena actividad, y anunciaban sus productos en un festival de luces de colores. También habían muchos hoteles... de hecho, cuando empezamos a buscar alojamiento en Berlín nos salían muchos situados en esta zona.
Kurfürstendamm
Nos desviamos un poco por Fasanenstraße, una calle con un marcado pasado aristocrático. Pero la noche y la incipiente lluvia que empezó a caer impidieron que pudiéramos verla en condiciones. Nos pasó lo mismo en la Savignyplatz, que la que se dice que es una de las plazas más bonitas de la ciudad, pero de noche poco pudimos ver. Estaba claro que ya no veríamos nada más por aquel día, así que volvimos hacia el hotel en metro.
Una vez en Stadtmitte, nos pasamos por las galerías comerciales de Friedrichstadt-Passagen, que no habíamos podido ver el día anterior. Las Galerías Lafayette estaban cerradas, pero sí que pudimos entrar al Q205 y Q206. Este último era el más bonito, con una escalinata que comunicaba sus dos pisos, digna de cualquier palacio barroco.
Friedrichstadt-Passagen, Q206
A la salida de las galerías nos pasamos por unas de las chocolaterías más famosas de Berín, Fassbender & Rausch Chocolatiers (gracias a Diarios de una Bultaco por su recomendación!). La tienda desprendía un aire “vintage”, llena de sus creaciones de chocolate en rústicas estanterías de madera. Lo más espectacular eran sus grandes reproducciones hechas de chocolate, como un Reichstag enorme. No nos pudimos resistir la tentación a comprar una pequeña caja de bombones (8 €).
Fassbender & Rausch Chocolatiers
Reichstag en chocolate!
Para cenar fuimos a Löwenbräu Berlin, una cervecería típica de Baviera que le habíamos echado el ojo el día anterior y que estaba cerca del hotel. Neus pidió Käsespätzle, una especie de ñoquis de patata con salsa de queso emmental y gouda que estaban buenísimos. David por su parte pollo a la brasa condimentado con hierbas aromáticas. Para beber pedimos medio litro de la cerveza de la casa Löwenbräu (en una cervecería bávara parece ofensivo que un hombre pida menos de esa cantidad...) y Almdudler, una especie de limonada típica de Austria. Cenamos la mar de bien, y pagamos 26,10 €.
nuestra cena

4 comentarios:

  1. Voy anotando los museos interesantes!! ;) Que ya sabéis que me encanta la historia!

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues aquel dia la Topografia del Terror es el que mas nos gustó! :)

      Eliminar
  2. Menudo día! Tuvo que ser agotador! Y no sólo por la paliza de andar, cuando veis sitios con tanta historia ¿No os quedáis tocados?
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En el Museo Judio el tema del holocausto estaba tratado con mucho tacto (ya hay otro museo especifico de esta parte en Berlín). Aun asi no puedes evitar que se te remuevan cosas por dentro...

      Por cierto, que tal por Cerdeña? ;) Vamos siguiendo tu viaje, nos trae muchos recuerdos!

      Eliminar