2 de abril de 2013
Nuestro último día en Cerdeña iba a dar para mucho, pues nuestro vuelo no salía hasta la noche. Empezamos visitando la capital sarda, Cagliari, donde paseamos hasta al mediodía. Después todavía nos quedaría tiempo para ver el pan de azúcar de Nebida y deambular por el pueblo de Iglesias.
Ver Cerdeña 6b: Cagliari & Iglesias en un mapa más grande
Ver Cerdeña 6a: Cagliari & Iglesias en un mapa más grande
El desayuno que nos preparó Valeria en el B&B La Goccia es de esos que te dan energía para todo el día: pastas, sándwich, pan tostado, nutella… Después de pagar, pusimos todos nuestros cachivaches en el coche y fuimos caminando hacia el primer barrio que visitaríamos, Il Castello. Es una ciudadela medieval emplazada en lo alto de una colina, donde vivía la aristocracia de la ciudad. Accedimos a ella por el Bastione di San Remy, más que un bastión es una escalera monumental que supera el desnivel que hay entre Il Castello y el resto de la ciudad. Encima de San Remy hay unas bonitas vistas de la ciudad, aunque en parte quedan tapadas por los tejados de las casas.
Bastione di San Remy
Bastione di San Remy, vistas
Una vez en Il Castello nos encaminamos hacia la Cattedrale di Santa Maria, del siglo XIII. Tanto la fachada como el campanario nos parecieron muy nuevos, ya que todo el templo fue remodelado en el siglo XVII. Nos pareció más interesante el interior, majestuoso, con altas y luminosas naves y bellas capillas. La verdad es que no tiene nada que envidiar a las grandes iglesias de Roma. Mientras visitábamos el interior, se acercó a nosotros un chico venezolano que asistía con un grupo internacional que estudiaban para ser cura; parecía que había pasado mucho tiempo sin hablar en castellano y lo echaba en falta!
Cattedrale di Santa Maria
Cattedrale di Santa Maria, interior
Cattedrale di Santa Maria, interior
La catedral está emplazada en la Piazza Palazzo, una plaza que podía ser bonita por los palacios que la rodean, pero que está echada a perder al usarse como aparcamiento público. En el extremo norte de la plaza había un mirador donde había una fantástica panorámica de la parte este de la ciudad, con el monte Urpinu en un lado y el lago Molentargius al fondo.
vista de Cagliari desde Il Castello
Un poco más al norte dimos con la Torre di San Pancrazio, una de las dos torres pisanas del siglo XIV que quedan en Il Castello. Se puede subir arriba para ver la panorámica de la ciudad, pero nosotros decidimos no hacerlo, ya que queríamos subir a la otra torre, la del Elefante.
al fondo, la Torre di San Pancrazio
Cerca de la torre está el Museo Archeologico Nazionale de Cagliari, donde se exponen piezas de distintas épocas recogidas por toda la isla. La entrada al museo valía 4 € (la Lonely indica erróneamente que es gratis) y lo encontramos bastante interesante. Tenía una primera colección de objetos ordenados por época, de los que nos gustaron especialmente los referentes a la cultura nurágica. En otra planta la exposición estaba ordenada geográficamente, y no la encontramos tan interesante.
figuritas de bronce de la época nurágica
Salimos del museo y nos metimos de nuevo dentro del perímetro amurallado de Il Castello. Deambulamos por sus callejuelas en dirección sur, nos recordaban mucho a las del barrio de Marina que vimos la noche anterior.
callejuela de Il Castello
Al final llegamos a uno de los puntos más famosos del castillo, la Torre dell’Elefante. Es una torre muy similar a la de San Pancrazio, pero que defendía el lado sur del castillo. A esta sí que subimos para poder admirar las grandes vistas que había arriba: hacia el norte se podían contemplar las casas que se apiñaban en Il Castello, de las que sobresalían la catedral y la Torre di San Pancrazio. Hacia el sur se apreciaba un trozo del barrio de Marina, limitado por el Largo Carlo Felice. Y hacia el este, el barrio de Stampace, al que no iríamos.
Torre dell'Elefante
Torre dell'Elefante, vista norte
Torre dell'Elefante, vista oeste, con el barrio de Stampace
Torre dell'Elefante, vista norte, con Il Castello
Torre dell'Elefante, vista sur, con Marina
Abandonamos Il Castello por la puerta que se abría a los pies de la Torre dell’Elefante. En esa misma puerta pudimos ver la figurita de elefante que da nombre a la torre. Después llegamos a uno de los sitios más animados de la ciudad, la Piazza Yenne, lleno de bares y terrazas. La presidía la estatua de Carlo Felice de Savoya, último rey absolutista de Cerdeña.
figurita del elefante en la Torre dell'Elefante
Torre dell'Elefante, puerta de entrada
piazza Yenne
piazza Yenne
De la Piazza Yenne parte el Largo Carlo Felice hasta el puerto. Frente a la costa se encuentra la Via Roma, con bonitos palacios señoriales de colores, por la que paseamos un rato. El edificio mas importante de esta calle es el característico Palazzo Civico, con sus dos pequeñas torres. Actualmente es la sede del ayuntamiento de Cagliari.
Via Roma
Palazzo Civico
Via Roma es una de las calles que limitan el barrio de Marina, al que encaminamos nuestros pasos. Ya lo habíamos visto un poco la noche anterior, cuando buscamos restaurante para cenar. Este es el barrio donde vivían pescadores y otras gentes humildes que trabajaban en el cercano puerto. Las calles son estrechas y geniales para pasear. A nosotros nos recordaban mucho a las calles del Raval o de la Barceloneta de Barcelona. Aunque no tenga grandes monumentos, merece la pena deambular por sus calles y descubrir sus pequeñas plazas. Para descansar un poco decidimos picar algo en Le Patate & Co, donde compramos un cucurucho con fantásticas patatas fritas. Nos pareció un sitio un poco caro, suponemos que es el precio que hay que pagar por salir en la Lonely Planet…
Marina
Marina
comiendo unas patatas en Le Patate & Co.
Con esto dimos por acabada nuestra visita a Cagliari, en la que empleamos unas 4 horas. Nos gustó bastante, quizás porque nos la habían pintado como una ciudad fea y sin interés. Como era cerca del mediodía compramos un par de focaccias y una pizza al taglio para comer. En Marina encontramos un supermercado para comprar algunos productos típicos sardos para llevarnos a casa. Era La Vecchia Cagliari, que tenía una gran variedad de productos y a precios aceptables. Compramos un par de cajas de pane carasau y un par de paquetes de pasta (malloreddus y fregula). A ver si conseguimos hacer alguna buena receta sarda en casa!
Como todavía era pronto decidimos coger el coche, salir de Cagliari y visitar algo de la región de Iglesias. Pasamos de largo de la ciudad y nos acercamos a la costa para ver el Scoglio Pan di Zucchero de Nebida. Desde el pueblo sale una especie de paseo llamado Belvedere desde donde se pueden ver bastante bien estos panes de azúcar, moles graníticas que salen abruptamente del mar como las famosas de Rio de Janeiro. El de Nebida era bonito, aunque no muy espectacular.
pan di Zucchero, Nebida
Deshicimos el camino e hicimos parada en Iglesias, un pueblo al que se le ha quedado el nombre que le dieron los aragoneses cuando la invadieron en el siglo XIV. Como su nombre indica, tiene muchas iglesias, como la primera que vimos, la Chiesa di Santa Maria delle Grazie. En general sus iglesias no nos gustaron especialmente, pero si sus bucólicas callejuelas con sus casitas de colores. La iglesia más importante es el Duomo, pero estaba totalmente en obras. Iglesias es un buen sitio para pasear si se va bien de tiempo.
Iglesias
Iglesias
Iglesias
Iglesias, Piazza del Municipio
Después de hacer un poco de tiempo en un café de Iglesias, tomamos el camino hacia el aeropuerto de Cagliari. Por el camino nos costó encontrar una gasolinera para llenar el depósito, tal como nos exigía el rent a car. Una vez en el aeropuerto, fue difícil encontrar el sitio donde se devolvían los coches de alquiler, estaba medio-escondido en la zona de llegadas. Pasamos el control de equipajes de mano (no teníamos que facturar ninguna maleta) y buscamos un sitio para cenar en la terminal de salidas. Esto fue un error, ya que solo había un sitio de bocadillos, y no es lo que más nos apetecía. Así que les pedimos a los del control que nos dejaran salir de la terminal y fuimos al restaurante que había fuera. Nos fue bien, ya que pudimos pedir pasta gratinada y penne all’arrabiata, todo muy bueno. El vuelo de vuelta volvía a ser con Ryanair, Cagliari-Girona. Como cosa sorprendente, el avión salió antes de la hora, de forma que llegamos antes de lo previsto al aeropuerto de Girona.
Me apunto estas entradas sobre Cerdeña porque está en mi mente un viaje realizar una visita conjuntamente con Córcega. Los mapas de los recorridos por las ciudades me van a venir muy bien.
ResponderEliminarHola Ramón,
ResponderEliminarPues hacer una ruta uniendo Córcega y Cerdeña debe ser muy interesante. No sabemos si los paisajes, gentes o pueblos son similares entre las dos. Si al final lo haces ya nos contarás!
Saludos
Hola pareja! Me encanta este post de Cerdeña también. Este año vamos a Islandia así que lo de Cerdeña lo dejaremos para otro año. Una pregunta respecto Islandia. Habéis viajado con la compañía WOW? Es que no sabemos qué tipo de maleta de mano nos dejarán llevar, lo pregunto por la mala experiencia que tuvisteis a la vuelta de Praga. Y me gustaría saber también si es recomendable llevar comida a Islandia, y qué es lo que te dejan meter en la maleta. Mil gracias! ;-)
ResponderEliminarHola Leire,
ResponderEliminarNo, no viajemos con esa compañía a Islandia. Por lo q hemos visto, esa compañía solo deja llevar un equipaje de mano de 8 kg (55 x 35 x 25 cm), asi q yo me plantearia facturar una maleta.
Nosotros llevamos algo de embutido envasado para hacernos bocadillos. El llevar otro tipo de comida (pastas o sopas de sobre) depende un poco del tipo de alojamiento al que vayas.
Saludos
Muchas gracias! Sí, hemos facturado una maleta y también la tienda de campaña. Vamos a ir a diferentes campings. La verdad, es que ya hemos mandado un email a la compañía para saber si podemos llevar la Quechua, ya sabéis, por el tema de las dimensiones de la galleta. Todavía no nos han contestado.
ResponderEliminarUn saludo ;-)