JAPÓN 9: Kanazawa

26 de julio de 2012 Aquel caluroso día lo dedicaríamos por completo a Kanazawa, una ciudad medieval con casas de geishas y de samuráis, pero donde destaca sobre todo el jardín de Kenroku-en. Por la tarde-noche cogeríamos el tren que nos llevaría a Kyoto, donde pasaríamos la noche. Como en el Ryokan Sumiyoshiya teníamos media pensión, por primera vez desayunamos como dios manda. Se podía elegir entre desayuno japonés y occidental, así que elegimos uno de cada. No eran gran cosa, el japonés no tenía sushi ni nada especial, pero al menos salimos con el estómago lleno...
26 de julio de 2012
Aquel caluroso día lo dedicaríamos por completo a Kanazawa, una ciudad medieval con casas de geishas y de samuráis, pero donde destaca sobre todo el jardín de Kenroku-en. Por la tarde-noche cogeríamos el tren que nos llevaría a Kyoto, donde pasaríamos la noche.

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Como en el Ryokan Sumiyoshiya teníamos media pensión, por primera vez desayunamos como dios manda. Se podía elegir entre desayuno japonés y occidental, así que elegimos uno de cada. No eran gran cosa, el japonés no tenía sushi ni nada especial, pero al menos salimos con el estómago lleno...
Kanazawa fue una de las ciudades más ricas de Japón debido a su gran producción de arroz. Su potente economía y el apoyo de una secta budista permitieron su independencia del resto de Japón durante un centenar de años. Esto terminó con el clan Maeda, que gobernó la región durante 14 generaciones. El poder económico de Kanazawa permitió a los Maeda convertirse en uno de los daimyoo (señores feudales) más poderosos del shogunato Tokugawa.
Los diferentes lugares turísticos de Kanazawa están muy dispersos, así que es conveniente coger algún transporte para ir de un sitio a otro. El más práctico es el bus, y de los diferentes tipos que hay, el Flat Bus es el mejor: tiene 4 líneas que van a los lugares turísticos más importantes y cada viaje vale solo 100 yens. También hay el Loop Bus, que hace una ruta circular, pero que vale 200 yens. En el mapa turístico que dan en la oficina de turismo aparecen dibujadas estas líneas.
Para hacer las primeras visitas del día no necesitaríamos el bus, fuimos andando hasta el jardín donde se yergue el Kanazawa-jo. Este fue el castillo desde el cual el clan Maeda gobernó la región. Cruzamos el jardín y salimos por la Ishikawa-mon, una de las puertas del castillo más antiguas que se conservan (siglo XVIII).
Kanazawa-jo
Ishikawa-mon, Kanazawa-jo
A continuación visitamos el Kenroku-en, considerado uno de los tres jardines más bonitos de Japón, aunque para nosotros es sin duda el más bello de cuantos vimos. El origen de este jardín es medieval, por él paseaba la familia Maeda que se alojaba en el contiguo Kanazawa-jo. El nombre de Kenroku-en viene de los seis ("roku") atributos que debe tener todo jardín: espacio, serenidad, artificio, antigüedad, fuentes de agua y una buenas vistas.
Entramos al jardín por la puerta Katsurazaka, en el extremo noroeste. A primera vista, los jardines nos parecieron cuidadísimos hasta el mínimo detalle. Bajo los pinos había un manto de musgo que unos empleados se encargaban de limpiar de las pequeñas plantas que empezaban a crecer, una a una! Llegamos enseguida al primero de los lagos del jardín, el Hisago-ike, que tenía una pequeña casa de te en su orilla, Yugao-tei.
Kenroku-en
Kenroku-en
Un poco más adelante encontramos otra casa de te, Shigure-tei, en la que sí se podía entrar. Allí servían té en polvo por 500 yens. Nosotros no lo tomamos, pero disfrutamos igualmente de la casa y de las vistas del jardín.
Shigure-tei, Kenroku-en
Shigure-tei, Kenroku-en
Después alcanzamos el Kasumiga-ike, el lago más bonito y grande del jardín. Aquí es donde se encuentra el Kotojitoro, una linterna de piedra que es el símbolo del Kenroku-en. Desde el lugar donde se encuentra hay sin duda las mejores vistas del parque. Son esas vistas las que nos hacían pensar que estábamos ante el jardín más bonito de Japón.
Kasumiga-ike, Kenroku-en
Kasumiga-ike, Kenroku-en
Kasumiga-ike y Kojokitoro, Kenroku-en
Kasumiga-ike y Kotojitoro, Kenroku-en
Kasumiga-ike, Kenroku-en
Continuamos la visita entre fragantes jardines, sorprendiéndonos con algunos árboles centenarios que crecían en él. En un lado del jardín está la Seisonkaku, una mansión construida por los Maeda. Para entrar tuvimos que pagar una entrada a parte de 700 yens. Pero valió bastante la pena, había un recorrido por todas las estancias del palacio, algunas adornadas con objetos de la época.
Seisonkaku, Kenroku-en
Seisonkaku, Kenroku-en
Hicimos la visita al Kenroku-en en algo menos de dos horas, y supongo que ya se intuye lo que opinamos. Más tarde en nuestro viaje visitaríamos el jardín de Okayama (Koraku-en), otro de los grandes jardines japoneses, pero que no nos gustó tanto. Vale la pena visitar Kanazawa solo para ver este fabuloso jardín.
Salimos del Kenroku-en y cogimos el Flat bus de la ruta Kikugawa (roja) hasta Teramachi, barrio de estrechas calles conocido por sus templos. No eran gran cosa esos templos, así que se puede prescindir de esta zona si no se tiene tiempo. El más importante era el Myoryu-ji, pero solo se puede entrar en visita guiada. Al llegar nos avisaron que la próxima sería en 40 minutos y en japonés, así que desistimos.
Teramachi, Daienji
A continuación fuimos caminando hacia otro barrio, el de Nishi-Chaya, el barrio occidental de las geishas. Es más pequeño y menos conocido que el famoso barrio de las geishas de Kanazawa (Higashi-Chaya), consiste en una corta calle con casas de madera de la época. En una de ellas estaba el Shiryokan Museum, la reproducción de una chaya, burdel donde iban las geishas camuflado como casa del te. Como era gratuito entramos sin dudarlo, y nos atendió un señor muy simpático que, al ser los únicos visitantes del museo, nos hizo una visita guiada por la casa. Fue interesante, aunque hay que tener en cuenta que Nishi-Chaya está un tanto apartada del centro.
Shiryokan Museum, Nishi-Chaya
Shiryokan Museum, Nishi-Chaya
Shiryokan Museum, Nishi-Chaya
Luego cogimos un Flat bus de la linea Nagamachi (marrón) para ir precisamente a Naga-machi, el barrio de los samuráis. Después de estar un rato paseando por sus calles convenimos que esta zona tampoco valía mucho la pena. Se podía entrar a un par de casas de samuráis, pero nuestras guías no las consideraban interesantes así que no entramos.
Naga-machi
Continuamos caminando hasta Oyama-jinja, un templo construido en honor a Toshiie Maeda, el primero de su familia que gobernó Kanazawa. Nos resultó curiosa su puerta de entrada, Shinmon, con elementos japoneses, chinos e incluso europeos: tenía unas vidrieras de colores que no son nada frecuentes en los templos japoneses.
Shinmon, Oyama-jinja
Oyama-jinja
Cogimos el Flat bus de la linea Zaimoku (verde) hasta otro de los sitios más famosos de Kanazawa, Higashi-Chaya o barrio de las geishas. Esta compuesto de un par de calles con edificios de madera del siglo XVIII, traídos aquí durante la expansión del casco urbano de la ciudad. La verdad es que el ambiente de las casas era muy auténtico, nos gustó pero la zona con casas era muy pequeña.
Higashi-Chaya
Algunas de esas casas son chayas, donde las geishas ejercían. La más importante es Shima, construida aquí durante el traslado de las casas antiguas al barrio durante el siglo XVIII. La visita a la casa fue muy interesante, el itinerario recorría las diferentes estancias, desde la sala donde actuaban las geishas hasta las cocinas, muchas de ellas con objetos de la época.
Shima, Higashi Chaya
Shima, Higashi Chaya
Shima, Higashi Chaya
Volvimos a coger el Flat bus Zaimoku (verde) para ir a Omi-cho, el animado mercado de Kanazawa. En él vendían todo tipo de productos, fundamentalmente pescado fresco y verduras. Como eran las 4 de la tarde y no habíamos comido nada desde el desayuno, nos metimos en un restaurante de sushi que vimos en el mercado. Pedimos unas cuantas piezas de sushi de salmón y de pez espada, acompañadas con la típica sopa de miso, esta vez con pescado. Muy bueno y barato! De postre compramos una bandeja de sandía cortada, la mar de buena y refrescante.
Omi-cho
Omi-cho
Desde el mercado fuimos a pie hasta el ryokan a recoger nuestras mochilas. Después cogimos nuestro querido Flat bus, esta vez de la linea Konohana (lila) hasta la estación de tren de Kanazawa. Era curioso que en los Flat bus la mayoría de pasajeros eran abueletes, nosotros éramos los únicos turistas. Pocos minutos antes de las 6 cogimos el tren expreso Thunderbird, que en un par de horas nos llevó a la estación de Kyoto.
Nuestro alojamiento en Kyoto estaba justo enfrente de la estación, era el Hotel Hokke Club. Es un hotel de varias plantas, de habitaciones cómodas pero pequeñas, ideales si solo se quieren para dormir. Solo en el vestíbulo había wifi, pero para compensar había una sala con tres ordenadores con internet. En resumen, un sitio ideal para la gente que prefiere estar bien situada, algo muy conveniente en una gran ciudad.
nuestra habitación en el Hokke Club de Kyoto

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