NORUEGA 4: Hardangerfjord II, este

16 de agosto de 2009 Había llovido durante toda la noche y el nuevo día no nos iba a dar tregua. Pese al mal tiempo, en nuestro cuarto día en Noruega nos proponíamos explorar la parte más oriental del Hardangerfjord. En ella se encuentra la impresionante cascada Vøringsfossen y el parque nacional de Hardangervidda, que constituye el altiplano más extenso de Europa. Nos pusimos en marcha enseguida y cogimos el ferry de Bruravik a Brimnes para atravesar el Hardangerfjord. Tuvimos suerte y en ese momento no llovía, con lo que pudimos ver desde la cubierta del ferry toda la grandeza del Hardangerfjord. Con sus 179 km, este fiordo es el segundo más grande de Noruega (sólo superado por el Sognefjord) y el tercero del mundo.
16 de agosto de 2009
Había llovido durante toda la noche y el nuevo día no nos iba a dar tregua. Pese al mal tiempo, en nuestro cuarto día en Noruega nos proponíamos explorar la parte más oriental del Hardangerfjord. En ella se encuentra la impresionante cascada Vøringsfossen y el parque nacional de Hardangervidda, que constituye el altiplano más extenso de Europa.

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Nos pusimos en marcha enseguida y cogimos el ferry de Bruravik a Brimnes para atravesar el Hardangerfjord. Tuvimos suerte y en ese momento no llovía, con lo que pudimos ver desde la cubierta del ferry toda la grandeza del Hardangerfjord. Con sus 179 km, este fiordo es el segundo más grande de Noruega (sólo superado por el Sognefjord) y el tercero del mundo.
vista del Hardangerfjord desde el ferry de Bruravik a Brimnes
Al bajar del ferry nos dirigimos al pueblo de Eidfjord, que se encuentra al final del fiordo del mismo nombre. Como llovía no se veía ni un alma por la calle. Nos dirigimos hacia el pequeño puerto de la ciudad, desde donde hay buenas vistas del fiordo.
panorámica del Eidfjord
A continuación cogimos la carretera 7, que discurre por el angosto valle de Måbødalen. La calzada serpenteaba entre los barrancos y a través de algunos túneles nos fue descubriendo bonitos paisajes, aunque no pudimos disfrutar plenamente de ellos debido al fuerte aguacero que cayó.
Desde la carretera 7 salía un pequeño desvió que nos tenía que llevar a la cascada de Vøringsfossen. Aunque tiene una caída de 183 m, no es de las más altas del país, aunque sí es la más visitada debido a la espectacularidad de sus paisajes. Con estas premisas aparcamos rápidamente en el parking del hotel Fossli (de pago para los no huéspedes del hotel) y nos dirigimos al mirador de la cascada. Antes de llegar ya se oía el atronador ruido de agua al chocar contra las rocas. Pero al asomarnos no pudimos ver nada! Unas densas nubes estaban enganchadas en el fondo del valle haciendo imposible ver la cascada!
Con una gran frustración nos acercamos a la cafetería del hotel Fossli para ahogar nuestras penas. Estuvimos media hora tomando un buen café y antes de irnos con el coche a otro sitio decidimos asomarnos al mirador para probar un último intento. Y para nuestra sorpresa, las nubes se habían levantado y quedaba una vista nítida de la cascada! Parecía un milagro! Pudimos contemplar una espectacular vista de la Vøringsfossen, cuyas aguas se precipitan hacia el Måbødalen, mientras se le iban uniendo el agua de otras cascadas más pequeñas que iban cabiendo hacia el valle. Al cabo de un cuarto de hora, nuevas nubes remontaron el valle y taparon otra vez la cascada, pero nosotros ya estábamos satisfechos, habíamos podido contemplar la cascada!
Vøringsfossen
panorámica de la Vøringsfossen
Deshicimos el camino por la carretera, parando varias veces para contemplar el paisaje. Había un camino peatonal paralelo a la carretera por el que paseamos un rato. Desde él hay buenas vistas del Måbødalen y de las cataratas cercanas a la Vøringsfossen.
Måbødalen
Después de comer nuestros habituales bocadillos, conducimos de vuelta hacia Eidfjord. A la altura de Øvre Eidfjord vimos un cartel que decía "Vedalsfossen" y como nos había gustado la anterior cascada decidimos acercarnos. La Vedalsfossen se encuentra una vez superado el pueblecito de Hjølmo y se llega a ella mediante una sinuosa carretera de un solo carril. No es tan espectacular como otras de la región, pero aún así tenía su encanto.
Vedalsfossen
El resto de la tarde queríamos dedicarla a hacer alguna pequeña excursión en la zona de Hardangervidda. Una de las rutas de entrada a ese parque natural es Kinsarvik, desde donde salen muchas rutas de trekking. Así que nos dirigimos a su oficina de información turística para que nos informaran de ellas. Las chicas que nos atendieron se mostraron estupefactas cuando les preguntamos por el tema, primero porque según el horario noruego ya era tarde (eran casi las 16 h) y segundo porque volvía a llover con intensidad y los caminos debían estar embarrados tras días de lluvia. Aún así nos aconsejaron una ruta que remontaba el Husedalen e iba pasando por distintas cascadas.
Husedalen
Cogimos el coche y conducimos hasta el parking, donde dejamos el coche y empezamos a caminar. El sendero es muy ancho y discurre entre abedules y piceas. Era una gozada estar solos por allí! Al cabo de un rato llegamos a la primera cascada, la Tveitafossen. Es un conjunto de pequeñas cascadas que se van sucediendo entre enormes rocas.
Tveitafossen
A partir de entonces, el camino se hacía mucho más estrecho y se dirige hacia las otras cascadas. Nosotros decidimos dar la vuelta, ya que empezaba a ser bastante tarde y no paraba de llover.
Nos dirigimos de vuelta a nuestro alojamiento en Ulvik. Como todavía quedaban un par de horas de luz, decimos ir parado por el camino, en especial para poder contemplar un poco el Ulvikfjord. Una vez en Ulvik, fuimos a dar una vuelta por el pueblo para terminar el día. Se trata de un pueblo muy tranquilo, como la gran mayoría pueblos noruegos. Las calles estaban bastante desiertas y no había ni bares ni restaurantes, cosa esperable al ser una localidad bastante turística. Esa iba a ser una constante en el 95 % de pueblos que visitamos.
panorámica del Ulvikfjord
Ulvik

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