23 de septiembre de 2017
Este fue un día de mucha carretera, ya que empezamos nuestra ruta hacia al oeste para ir volviendo hacia casa desde Menton. En el camino visitamos Antibes y Saint Tropez, dos famosas localidades costeras con bonitos cascos históricos. Mas tarde contemplamos el atardecer en la Route des Crêtes, entre La Ciotat y Cassis. Acabamos haciendo noche cerca de Marsella.
El día anterior habíamos dormido en Menton, una de las últimas localidades francesas antes de la frontera italiana. Los siguientes días nos tocaría ir volviendo hacia Barcelona pasando por otros lugares de la Costa Azul y la Provenza. En aquella jornada nos esperaban mas de 250 km de carreteras de costa parando en dos populares localidades costeras, Antibes y St. Tropez. Para la primera parada, Antibes, solo tuvimos que conducir durante una hora, ya que desde Menton es casi todo autopista. Esta localidad es una de las mas pintorescas de la Costa Azul, ya que tiene un interesante casco histórico que conserva sus murallas medievales y consta de una red de bonitas callejuelas por donde pasear sin rumbo.
23 de septiembre de 2017
Este fue un día de mucha carretera, ya que empezamos nuestra ruta hacia al oeste para ir volviendo hacia casa desde Menton. En el camino visitamos Antibes y Saint Tropez, dos famosas localidades costeras con bonitos cascos históricos. Mas tarde contemplamos el atardecer en la Route des Crêtes, entre La Ciotat y Cassis. Acabamos haciendo noche cerca de Marsella.
El día anterior habíamos dormido en Menton, una de las últimas localidades francesas antes de la frontera italiana. Los siguientes días nos tocaría ir volviendo hacia Barcelona pasando por otros lugares de la Costa Azul y la Provenza. En aquella jornada nos esperaban mas de 250 km de carreteras de costa parando en dos populares localidades costeras, Antibes y St. Tropez. Para la primera parada, Antibes, solo tuvimos que conducir durante una hora, ya que desde Menton es casi todo autopista. Esta localidad es una de las mas pintorescas de la Costa Azul, ya que tiene un interesante casco histórico que conserva sus murallas medievales y consta de una red de bonitas callejuelas por donde pasear sin rumbo. Para acercarnos lo máximo a él aparcamos en el parking de La Poste (pagamos 4,40 € por una hora y media). Empezamos paseando por una de sus calles principales, la Rue de la République, y enseguida vimos el acierto que fue escoger aquella parada. La calle era parcialmente peatonal y había un ambiente muy auténtico que nos encantó, el turismo no había hecho mella en ella. El resto de callejones del centro eran una delicia para pasear, con algunas tranquilas plazuelas para descansar de vez en cuando. Al planificar el viaje dudábamos si parar en Antibes o en Cannes, pero pensamos que ésta última sería una ciudad grande mas parecida a Niza donde ya habíamos estado días atrás.